La sangre es el leitmotiv de las piezas Nisi Dominus de Antonio Vivaldi y El reflejo inefable de Alfred Schnittke. A partir de estas obras, el coreógrafo Duane Cochran creó un espectáculo dancístico que se estrenó recientemente en la Sala Miguel Covarrubias del CCU con música en vivo del Ensamble Filarmonía.
Con Nisi Dominus, Cochran busca reflexionar sobre la dualidad. El espectáculo, dividido en dos actos, comienza con El reflejo inefable de Schnittke, pieza que refiere a la sangre como la fuente de supervivencia del vampiro, mientras que la composición de Vivaldi nos remite a la existencia de un ser supremo y a la redención.
La idea de la sangre del vampiro y la de Jesucristo sirve a Cochran para plantear la duplicidad entre la música y la danza. En el primer acto, el bailarín construyó una coreografía atlética y vigorosa, en tanto la pieza de Vivaldi nos remite a rituales donde predomina la armonía.
Sobre el montaje del espectáculo, Cochran compartió que antes trabajaba sobre las partituras. A través de las sensaciones que le provocaba la música, armaba la coreografía, pero actualmente trabaja con imágenes. Uno de los referentes en esta obra es la película Only lovers left alive (Sólo los amantes sobreviven) de Jim Jarmusch, sobre una pareja de vampiros.
Otro de los elementos a destacar en Nisi Dominus es la iluminación que está diseñada para crear espacios. En el primer acto se proyectan letras en el recinto y en el segundo, los bailarines danzan en una iglesia abandonada, recreada a través de la luz.
Desde septiembre de 2016, siete bailarines dirigidos por Cochran trabajan en el estreno de Nisi Dominus. La pieza se construyó colectivamente, ya que el coreógrafo asegura que los bailarines tienen un rol fundamental en la creación de la obra. Con esta pieza, el también músico y bailarín Duane Cochran celebró el 25 aniversario de la compañía Aksenti Danza Contemporánea.
Mina Santiago