Un avión amarillo como extraído de alguna película de Hayao Miyazaki amenaza con estrellarse contra una casa de madera repleta de objetos-fetiche, oníricos y delirantes; todo esto remite a una escena vertical congelada en el tiempo. Se trata de Tótem, una instalación de Sebastián Romo.
Tótem es la tercera pieza de una pentalogía de instalaciones de “Arte Total”, con la que Romo pretende generar experiencias en el espectador; todo esto como resultado de investigaciones en torno al tropicalismo y el arte sensorial. Estamos ante una obra de gran formato que plantea narrativas no lineales sobre el vuelo, la levitación y la gravedad. Entre sus referentes está la exploración del imaginario de “lo aéreo” desde un punto de vista simbólico y desde la perspectiva de la historia, la ciencia y la invención de la aviación.
La obra de Sebastián Romo atraviesa diversas facetas que fluyen desde distintos medios, como la escultura, el dibujo y la fotografía; asimismo es un autor interesado en nociones sobre el espacio, el tiempo y la memoria, vinculadas con la materia, el cuerpo y la acción.
Un planteamiento desde el Arte Total
Gesamtkunstwerk o Arte Total es una de las perspectivas estéticas desde las que Romo construye sus piezas totémicas; se trata de una corriente de finales del siglo XIX, apadrinada por el compositor Richard Wagner, que integra todos los tipos de arte: el musical, el teatral y el de las artes visuales. Con el paso de los años y las generaciones, el término Arte Total se ha aplicado a distintas disciplinas, en contextos diferentes, pero siempre manteniendo la constante descriptiva, es decir donde se enfatice la combinación de diferentes elementos de varias artes.
“El tótem no sería, según Durkheim, sino el representante visible de la religión social de estos pueblos (de Australia) y encarnaría a la colectividad, la cual sería el verdadero objeto del culto…”, explica Sigmund Freud en un momento de su libro Tótem y tabú. De tal suerte que, como nos recuerda Romo a partir de sus tótems, que miran al espectador mientras son mirados, estos objetos que surgen del mundo del caos y los sueños evocan una serie de prohibiciones y rituales que cobran significado dentro del medio social y que, quizás, se reconectan nuevamente hacia el interior de los individuos.
La instalación
Quizá la figura central de todo el recorrido sea la del avión amarillo, de tamaño casi real, que cae en picada desde los cielos cerrados del recinto, un símbolo que se ata a la nada y al mero azar. La idea del avión no es nueva en el trabajo de este artista, quien en 2008 expuso una pieza titulada Death in/at blossom (Muerte en flor), donde trabajó en una reconstrucción de un avión alemán Stuka, del tipo que fue probado en el bombardeo de Gernika.
Romo se interesa en el avión como objeto expresivo porque, en sus palabras, es un elemento que simboliza la complejidad del vacío: “Tiene una carga escultórica fuerte, este aparato volador me sirve como un pretexto narrativo que se repite y, además, da pie a una suerte de secuencia de película que está ahí latente”.
La perspectiva vertical del espacio que esta obra ofrece consta de tres secciones que remiten simbólicamente a la estructuración de las figuras totémicas de los indios de la Costa Oeste de Canadá y Estados Unidos, según relata el artista.
Este proyecto nos hace recordar colecciones de la UNAM que son poco valoradas, como la del Museo de Geología o la de la Escuela Nacional Preparatoria. La instalación desafía, a su manera, los símbolos, la gravedad y las miradas o, en palabras del curador Esteban King, apuesta a que el espectador sea el personaje central y al mismo tiempo ausente en el espacio, un habitante y protagonista.
Jorge Luis Tercero
Tótem se presenta hasta principios de agosto en el Museo Universitario del Chopo. www.cultura.unam.mx