Un hombre atrapado en una espiral del tiempo: El Río

¿El lugar? El interior de una cabaña ubicada cerca de un río. ¿Los protagonistas? Él, ellas y la trucha que “el hombre” nunca logra pescar. Una trucha llena de metáforas. Una trucha que bien podría ser su propio reflejo: tan escurridiza entre las aguas dulces como sus poemas en el aire; tan escurridiza del anzuelo de su caña como las mujeres a las que pierde en una sola noche; tan escurridiza de sus malas carnadas como de las verdades insípidas que tanto le gusta saborear.

El Río nos muestra a un muy mal pescador de la vida. A un hombre que, quizá, ni siquiera sea pescador, aunque él insista. A un hombre que ha tejido una idílica historia de sí mismo, de su idea del amor y de su idea de ser. A un hombre que sabe seducir a las mujeres más bellas, pero que se pierde en una red de mentiras que podrían considerarse patológicas.

“El hombre”, con el que muchos otros seres masculinos se podrían identificar, es aquí una especie de fantasma. Invisible hasta para sí mismo. Incapaz, incluso, de sentir su tedio y su miseria ante una escena que se repite frente a sus ojos una y otra vez en el mismo lugar: la cabaña. Ese “romántico” lugar a donde el tío llevaba a todas sus “potrancas”.

“El hombre” de El Río es un ser minúsculo y pequeño. Está extraviado. No avanza. Vive atorado en una escena de su vida. En un momento. Como si permaneciera atrapado en una espiral del tiempo. ¿Será a causa de un viejo y fallido amor? ¿Será a causa de él?

¿Y ellas quiénes son? Tampoco tienen nombre, pero son ellas, en plural. Son “la mujer”, la “otra mujer”, la “nueva mujer” y “una mujer”. Para “el hombre” fantasma ellas dan lo mismo. En un instante pueden ser todo, pero, en otro, pueden ser nada. Sólo son un capítulo más de su triste historia. ¿Las corteja? Sí. ¿Las ama? Quizá. En su lógica-patológica todo es real. ¿Les habla con la verdad? Sí, su verdad. La verdad que habita en los seres sin alma y sin amor. Sin trucha.

El Río es una obra escrita por el dramaturgo y guionista de cine británico Jez Butterworth. Fue estrenada en Londres, en 2012, y ahora es llevada a escena por Enrique Singer y el elenco conformado por Sergio Bonilla, Ana Isabel Esqueira, Inés de Tavira, Norma Flores y Sofía Sanz.

Eloísa Farrera

El Río se presenta hasta el domingo 3 de marzo en el Teatro Santa Catarina. La duración de la obra es de 60 minutos aproximadamente. Consulta horarios en www.cultura.unam.mx.