El Museo Experimental El Eco alberga hasta el 16 de abril las exposiciones Tantra, de Erika Verzutti (Sao Paulo, 1971), y Orgasmos en el fondo, de Elsa-Louise Manceaux (París, 1985), en las que sus creadoras se aventuran en nuevas posibilidades temáticas y el uso de materiales y metodologías.
En su primera exposición en México, Verzutti presenta una serie de altas esculturas verticales inspiradas en frutas y plantas, que se sienten muy bienvenidas en el patio del museo, ya que son un poco como árboles que se integran al paisaje natural y entran en convivencia con el monolito pintado en amarillo de Mathias Goeritz. La artista introduce al espectador en un universo un tanto surrealista de grandes granadas y ensueños.
Para la curadora de Tantra -palabra que significa telar, tejido o urdimbre-, Tatiana Cuevas, el trabajo de la artista brasileña “despliega un vocabulario de formas toscas y sensuales llenas de ingenio y desenfado”. Verzutti, quien combina elementos y estilos disímiles, “ha transitado un camino de asociaciones que exploran afinidades inesperadas entre lo doméstico, lo orgánico, lo exótico, lo espiritual y lo monstruoso desde una evidente pulsión venusiana”.
A las siete esculturas las acompaña en la sala principal del museo una secuencia de tabletas, piezas rectangulares híbridas entre escultura y pintura que realizó modelando la superficie en barro y luego vació en bronce para, de inmediato, intervenirlas pictóricamente. Con este juego de texturas, volúmenes y colores, busca generar un estímulo vibrante, similar a un mantra meditativo que ayuda a sentir el presente.
La instalación de las tabletas funciona como algo que activa el espacio. En el breve recorrido sucede una relación corporal con quien llega allí como observador y experimenta la vibración de los colores.
Tania Cuevas menciona que la maestra en Bellas Artes por el Goldsmiths College “retoma la carga ritual y sensual de la energía integradora para habitar el espacio interior y exterior de la arquitectura emocional de Goeritz”. De tal forma que esculturas y tabletas son dos momentos, un adentro y un afuera que se comunican.
Importancia del fondo
Orgasmos en el fondo, la más reciente exposición de Elsa-Louise Manceaux, comprende nueve pinturas y una escultura en las que la artista radicada en la Ciudad de México desde hace más de una década entremezcla las historias de la pintura y de la sexualidad, el psicoanálisis con la escultura y los colores con lo textil.
En la mayoría de las obras, realizadas en 2022, utiliza como fondo cuadros anteriores que hizo entre 2017 y 2018 y en las que trabajó mucho sobre lino. Recortó algunas de esas piezas para ahora ocuparlas en sus nuevas pinturas. En este proceso aplicó una imprimatura de gesso, lo que le permitió hacer uso del lápiz de color sobre el fondo de temple y de acrílico.
Así, la artista formada en la Gerrit Rietveld Academie en Amsterdam, Holanda, reflexiona sobre la idea del fondo desde múltiples ángulos: lo pictórico, el lenguaje y las historias dentro de la Historia.
Casi la totalidad de las pinturas se originan de las visiones que tuvo en sueños, alcanzando orgasmos o por el placer que le provoca pintar. Minueto alternativo, La Farandola de los amantes, Swing en el sueño (después del Vals) y Amantes en el moshpit, entre otras de las creaciones, dicen en su conjunto que, según sea el fondo, depende cómo se interpreta lo que hay en la superficie, en la última capa. Con el fondo se define la atmósfera.
Manceaux parte de un dibujo bastante figurativo. Para esta muestra se enfocó en la iconografía de cuerpos acostados, valiéndose de referencias del medievo, de la arqueología y de la cultura popular, en las que es posible observar cuerpos reclinados y en posición horizontal como una constante.
En el proceso de digitalización de su obra, reúne dibujos que remiten a distintos tiempos, generando así calidoscopios y diferentes paletas de colores. Como señala en la presentación de la muestra la directora del museo y curadora de la exposición, Paola Santos Coy, su trabajo “es una continua experimentación de temas, materiales y metodologías centrada en las posibilidades de la pintura y del color”.
En Orgasmos en el fondo se percibe cierta tensión entre lo gráfico del dibujo y lo pictórico, lo mismo que se experimenta el juego de descifrar códigos. Aquí es muy claro cómo la artista pone en diálogo a la pintura con la escultura.
“Los delicados trazos en gamas cromáticas que la artista asocia con diferentes épocas de la historia -dice Santos Coy-, dejan ver fragmentos de patrones y geometrías, de uno o más cuerpos (piernas, manos, vulvas, ojos, bocas, comisuras, orificios…), creando dibujos seductoramente delirantes”.
René Chargoy Guajardo