Colegialas japonesas, gore y una trama de ciencia ficción con toque surrealista inusual, es un poco de lo que se vio en el filme Tag (2015), del director Sion Sono, durante el Autocinema de FICUNAM 2016.
Frente a los espectadores resguardados del viento en sus automóviles y a los que iban en bicicleta o a pie, se proyectó el drama de una chica asediada por un viento asesino. Mitsuko (Reina Triendl) es una estudiante de secundaria a la que le gusta escribir poesía en su cuaderno personal y pasar los días rodeada de sus amigas: Aki, Sur y Taeko.
Un día, durante un viaje escolar, la joven se ve envuelta en un suceso sobrenatural, una pesadilla que estalla frente a sus ojos como una almohada llena de plumas blancas: contemplar cómo el viento corta en pedazos a todas sus compañeras de clases. ¿Aquello fue un sueño o algo real? Después de correr por la carretera, la chica se encuentra en otra escuela con nuevas compañeras, y los desmembramientos que vimos antes parecen sacados de algún sueño de esos que se tienen despierto. Lo onírico comienza a apoderarse de lo real o quizás todas las posibilidades son infinitas, como le explica la surrealista Sur a la confundida Mitsuko.
Sion Sono, conocido por filmes como Vamos a Jugar al Infierno (2013), Topo (2011) o la legendaria El club del suicidio (2001), nos entrega un excéntrico homenaje al surrealismo; un relato femenino que cruza capas y laberintos, donde las heroínas, como en un videojuego de Super Nintendo saltan de un nivel a otro mientras salvan sus vidas. Esta película, al menos para mí, se configura como una respuesta mucho más pensada y elaborada a lo que realizó Zack Snyder en su fallida Sucker Punch (2011).
Al terminar la función de Tag, entre las risas, el reguero de palomitas y el viento frío de la noche, la pregunta queda en el aire junto a los gritos de la Lolita japonesa llamada Mitsuko: ¿qué pasaría si los sueños más sombríos se tornaran reales?
Jorge Luis Tercero