Sinfonía para 100 motocicletas: Los esclavos de la modernidad y las máquinas

¿Qué tienen en común las motocicletas, la antropología y la simetría? Es una pregunta que viene a la mente de quien visite la exposición Sinfonía para 100 motocicletas: un ensayo de antropología simétrica, que se presenta en Casa del Lago. Una visita superficial quizá deje la impresión de que la muestra no tiene sentido, sin embargo, basta detenerse y ahondar un poco más, ir de la mano del artista y adentrarse en un recorrido crítico que nos dará bastante qué pensar.

En tres salas, el artista y sociólogo José Jiménez Ortiz presenta diez piezas que son resultado de la estancia que realizo el año pasado en el poblado de Honda, Colombia. Las obras destacan diferentes relaciones duales: hombre-naturaleza, moderno-arcaico, luz-sombra. Lo anterior se muestra en “Mimicry and Death”, que destaca por su aspecto “antiguo” entre proyecciones digitales al utilizar luz y oscuridad. La dicotomía planteada entre sombra y claridad puede hacer referencia a la psique del hombre y asimismo al transcurso del tiempo.

En la segunda sala, podremos encontrar otra pieza central: “Speed & Politics”, que retoma las ideas del teórico Paul Virilio para exponer una reflexión sobre lo efímero de nuestra existencia. Pensemos por un momento en el ahora que se convierte inmediatamente en el pasado. Básicamente, vivimos sólo en dos tiempos, el presente es un instante, y sin darnos cuenta, sólo somos conscientes del futuro y el pasado. El tiempo no espera a nadie, es cierto, sin embargo, el artista no parece desear que el espectador se sienta amenazado por esta situación, sino al contrario, que vuelque sus ojos al presente, el único momento en que podemos actuar.

Por último, la instalación audiovisual “We Have Never Been Modern” muestra una microhistoria que expresa que aunque nos guste pensar lo contrario, no somos ni hemos sido nunca modernos. Hoy en día, basta meter la mano en la bolsa del pantalón, tomar nuestro smartphone y al instante podemos tomar una foto o un video, comunicarnos con alguien a kilómetros de distancia o buscar información en una suerte de biblioteca de Babel portátil. Es increíble todo lo que la modernidad nos ha dado y qué placer parecemos sentir al declararnos “modernos”. Pero, ¿qué es la modernidad? La respuesta a esa pregunta, si es que la hay, es muy diversa, pues cada filósofo, artista, pensador, teórico y todos en general tendremos una definición distinta.

Para Jiménez Ortiz, no se trata de lo que nos ha dado la modernidad, sino de lo que no hemos recibido de ella. A pesar de los avances tecnológicos, parece sugerir el artista, seguimos siendo esclavos, continuamos encadenados a nuestros dioses, a las nuevas máquinas cada vez más complejas e incomprensibles que construimos y no entendemos. Si la modernidad ha sido una realidad, sólo lo ha sido para unos cuantos privilegiados, pero no para aquellos que, como el protagonista de “We Have Never Been Modern”, llevamos a cuestas nuestra esclavitud.

Si aún no queda claro que somos esclavos del mundo que hemos construido y hay dudas sobre el hecho de que la modernidad haya o no llegado a nosotros, observa de nuevo la primera pieza de la exposición al momento de salir: “Unité, Insivisibilité de la République; Liberté, Egalité, Fraternité ou la Mort”, la cual muestra a unos indios cargueros. Piensa en el hombre con la motocicleta a cuestas. ¿Coincidencia?

Eleonor González Roldán

Sinfonía para 100 motocicletas: un ensayo de antropología simétrica se presenta en Casa del Lago hasta el 1º de octubre. Consulta horarios de visita en www.cultura.unam.mx.