Romper el hielo de nuestras emociones y sobrevivir a la Hipotermia

Un frío extremo congela el Foro Sor Juana Inés de la Cruz del Centro Cultural Universitario. Todo está oscuro, sólo se escucha el eco producido por la fricción de los hielos, como si se estuviera en alguna cueva glaciar. A la mitad del foro, hay un enorme témpano luminoso hecho con cortinas de polipapel, desde el cual se distingue un cuerpo en movimiento que se abre camino con las extremidades. Rompe el hielo.

El témpano asciende y la bailarina Pilar Medina aparece sentada sobre una escenografía de composición minimalista, fabricada con aluminio. La mujer emite suspiros moribundos bajo el brillo de una pálida luz y marca con sus pies pequeños latidos, mientras  se toma el pulso con una mano en la muñeca y el cuello, cerrando y abriendo la otra para simular su corazón. Sufre de hipotermia.

Luego el ritmo de sus pies aumenta. Parece que algo choca, posiblemente otros témpanos. Los movimientos de Medina se aceleran, se levanta para comenzar su tránsito, cambia de posición de modo errático hasta que su pulso es lo único que se escucha en el vacío, justo antes de que aumente la luz e irrumpa en el foro un coro de voces que interpreta el madrigal barroco Occhi del mio cor vita, de Carlo Gesualdo. Es la señal del deshielo.

Así comienza el espectáculo Hipotermia, la nueva propuesta ideada, dirigida e interpretada por Pilar Medina. Se trata de una obra de danza introspectiva que, según la coreógrafa, reflexiona sobre la falta de comunicación en la humanidad y su cercana extinción, justo en el momento en que se experimenta la hipotermia.

En esencia, es una representación de la búsqueda que debe hacer el nuevo ser humano en un ambiente gélido, silencioso y desolado para encontrar, tras una serie de cambios de estado y luz, la temperatura idónea para el desarrollo de su intelecto y espíritu. “Queda la opción del movimiento para romper el hielo. Las rutas se abren temperadas y ciertas. Se fisura el silencio. Desde allí, veo”, dice el fragmento de un poema con el que Medina presenta la obra.

Danza clásica española se incluye en la mezcla de estilos que componen la coreografía de la obra y que están en constante interacción con los elementos escenográficos, que cambian todo el tiempo y en los que se proyectan las emociones que Medina expresa mediante su cuerpo.

El escenógrafo Jorge Ballina comenta que la selección de los materiales surgieron de la gélida idea que Medina pretendía comunicar y fue así que escogió el aluminio por sus cualidades sonoras -durante la obra se zapatea sobre este material- y el polipapel, tipo de plástico que proyecta distintas tonalidades dependiendo de la iluminación y sirve para representar los cambios de temperatura.

La música es un elemento fundamental en la obra. Joaquín López “Chas”, compositor y diseñador sonoro, expresa que fueron dos años de constante trabajo para coordinar las piezas de compositores como Gonzalo Rubalcaba, Domenico Scarlatti y Iannis Xenakis; así como la música de gaitas tradicionales francesas, y los movimientos de la bailarina, mismos que tuvieron que ser ampliados con el uso de micrófonos.

Kevin Aragón

Hipotermia se presenta en el Foro Sor Juana Inés de la Cruz  hasta el 9 de abril. Consulta horarios en: www.cultura.unam.mx.