Una reunión de participación ciudadana es el estímulo que lleva al límite a seis individuos. Forzados a asistir a este encuentro para evitar pagar una multa que se les fijó por no haber sido funcionarios de casilla en las pasadas elecciones, los participantes son dominados por un estado de ansiedad y preocupación intenso. Para liberarse, se hacen pasar por pacientes con Síndrome de Tourette, lo que provoca que expresen los pensamientos y acciones más oscuros que habitan en su interior.
De acuerdo con el neurólogo británico Oliver Sacks, “cualquier enfermedad introduce una duplicidad en la vida: un ello, con sus propias necesidades, exigencias y limitaciones. Con el Síndrome de Tourette, el ello toma la forma de la compulsión explícita, más aún la forma de una multitud de impulsos y compulsiones: uno es impelido a hacer una cosa u otra, contra su propia voluntad, o por deferencia a la voluntad ajena del ello”.
Este análisis clínico incluido en el libro Un antropólogo en Marte de Oliver Sacks es el punto de partida de la obra Reincidentes. Se trata de un teatro íntimo y lúdico que versa sobre el autocontrol del individuo, la represión de las emociones, el papel social de las personas ante los distintos círculos sociales y su margen de acción y liberación.
Sacks relata en Un antropólogo a Marte el caso extraordinario de su colega Carl Bennett, un cirujano que padece el Síndrome de Tourette, alteración neurobiológica que pone a prueba los límites físicos y sociales del paciente, quien desarrolla tics, además de presentar perturbaciones como la ecolalia y la coprolalia. De forma sorprendente, Bennett era uno de los cirujanos más reconocidos de Branford, en la Columbia Británica.
En el teatro íntimo de la compañía Todas las fiestas de mañana, el espectador forma parte de la obra. La puerta está abierta para aquél que quiera intervenir, pero más allá de eso, los actores provocan al espectador para que se libere. Entre el desarrollo de la puesta en escena, se narran episodios de los estudios de Sacks sobre el Síndrome de Tourette, mezclado con ejercicios lúdicos relacionados con los síntomas de esta enfermedad como la ecolalia y la coprolalia, acciones que generan tensión en el público pero que van encaminadas a encontrar un escape, así como eliminar barreras sobre los prejuicios en torno a las enfermedades mentales.
El caso del cirujano Benett es extraordinario porque a pesar de presentar desórdenes obsesivos, arrojar objetos y tics desmesurados, podía realizar una cirugía que requería de total concentración y paciencia. Sacks descubre que esas reacciones afectan principalmente las pautas motoras del individuo y que pueden eludirse con música o acción, o por un flujo melódico, este elemento es representado en la obra por un baterista que realiza un solo de beat box.
El tratamiento bien diagnosticado y la comprensión de un enfermo, con la representación de la historia de Bennett, nos muestra un lado esperanzador y luminoso. Por otra parte, la represión, el auto control y el sometimiento de los seis protagonistas nos revelan el terrible daño que las convenciones y prejuicios de la sociedad pueden generar en el individuo y en esta misma, si analizamos los límites de la libertad, ya que el esfuerzo por controlar es agotador.
“Parte del Síndrome de Tourette, al menos, no es más que eso: la liberación de un impulso retozón normalmente inhibido o perdido en el resto de nosotros. No hay duda de que Bennett disfruta con esa libertad, con esa abundancia de espacio; tiene una expresión despreocupada e infantil que rara vez he visto en la tierra”, describió Sacks.
Mina Santiago
Reincidentes es un esfuerzo en conjunto de la compañía teatral Todas las fiestas de mañana, el escritor David Gaitán y el director Alonso Ruizpalacios. La obra tendrá una corta temporada en el Foro Sor Juana Inés de la Cruz del Centro Cultural Universitario. Consulta los horarios en www.cultura.unam.mx.