Refugio nocturno, eco de confesiones y deseos no cumplidos: King Kong Cabaret

La Caja Negra del Centro Universitario de Teatro (CUT) se transforma durante dos horas y media en refugio nocturno, eco de confesiones, resentimientos, deseos no cumplidos, frustraciones y confusiones de quienes quieren huir para protegerse del mundo, en la puesta en escena King Kong Cabaret.

En la obra, los estudiantes de la generación 2015 del CUT dan vida a personajes de diversas preferencias sexuales; identidades de género y expresiones de género: lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, transgénero, travestis, para profundizar sobre la naturaleza humana de aquellos que “subsisten como parias en una sociedad que los niega”.

Resguardados en once estrechos camerinos rectangulares de un cabaret, cada uno de los personajes, entre el glamour y la desnudez, esperan que la noche les favorezca. Ya en escena, cantan, hacen playback, bailan flamenco, charlestón y tap. Se confrontan y denostan, se compadecen de sí mismos y reclaman en un tono airado a sus  castrantes madres y padres homofóbicos y represores. La perfección está lejos.

Aquí no hay pájaros que canten. Nadie que sea “normal”, ni gente “decente” frente a luminosos espejos. Eso sí, confluyen aspirantes a diosas, animales salvajes y demonios, a los que se suman hombres sutiles y delicados, tipos con falsos miembros genitales y con curvas de hule espuma, de piernas y nalgas de ensueño, hombres a los que les aburre su vida como hombres. Dos sexos y ninguno. Nadie a quien rescatar de los escombros después de un temblor.

En tanto, aprenden a dejar de respirar, a mecer la sombra entre los brazos y a reír para no ser consumidos por la desgracia, los personajes de King Kong Cabaret “nos invitan a reflexionar sobre nuestras pasiones e identidad”, nos comenta Hugo Alfredo Hinojosa, autor de la obra.

¡Que no pare la música! El mejor número de la noche es sentirse vivo. Además de coger también se va al King Kong a confesarse. La batalla de todos los días es para no sentirse miserable y desamparado.

De repente, comienza un temblor y el King Kong Cabaret se derrumba, no hay salidas de emergencia. Altair, Letha, Ajax, Gaia, Calandre, Persis y sus demás compañeros dejan de sonreír entre los escombros. Mueren para olvidar. Hiedra, Bastiaan, Nyx y Naia exclaman casi agónicos: “Vengan a sacarnos de la muerte”, “les pedimos perdón por nacer”. Brontë y Aricia ya no tienen tiempo para arrojarse al abismo. Olvidados incluso en medio de la tragedia

René Chargoy Guajardo

King Kong Cabaret, dirigida por Lorena Maza, se presenta en la Caja Negra del Centro Universitario de Teatro (CUT) hasta el 24 de junio. La entrada es libre. Consulta horarios en www.cultura.unam.mx.