La arena fuera del reloj, Memorial a las víctimas de COVID-19, en el MUAC

Durante la crisis sanitaria por la COVID-19, cada muerte añade al dolor de la pérdida la imposibilidad de la expresión colectiva del luto en rituales funerarios y de despedida. Con la obra La arena fuera del reloj. Memorial a las víctimas de COVID-19 (A Crack in The Hourglass: A Memorial for the Victims of COVID-19), Rafael Lozano-Hemmer propone la creación de un memorial remoto y participativo para las víctimas de la pandemia, el cual opera a través del sitio web del Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC).

Para ello, se convoca a deudos y amigos de quienes han perdido la vida en 2020 a enviar retratos fotográficos que se integrarán en un homenaje llevado a cabo por medio de la telepresencia. La obra es un altar compartido y un ceremonial adaptado a las condiciones de vida y tecnologías del siglo XXI.

La pieza, cuyo proceso da como resultado una exposición virtual colaborativa, se presentó el 7 de noviembre y ese mismo día se abrió la convocatoria para que los deudos puedan mandar una fotografía de sus fallecidos.

Esta obra se realiza en colaboración con El Aleph. Festival de Arte y Ciencia en el marco de In Memoriam, ejercicio de evocación e iniciativa que reúne diversas actividades académicas y artísticas que forman parte de la #MegaOfrendaUNAM, organizada por la Dirección General de Atención a la Comunidad y del proyecto Memorial de Víctimas de la COVID-19, 2020.

Proceso de producción

Una máquina organiza lentamente miles de cristales de arena sobre una plataforma de papel de estraza para crear retratos efímeros de las personas que han fallecido por COVID-19. Se invita a que deudos y amigos de los miles de muertos por la pandemia envíen esos retratos para ser compartidos en este altar remoto.

El memorial opera a través del sitio web del MUAC a manera de telepresencia. Al acceder al sitio, el público puede ver en tiempo real el quehacer de la máquina, que articula lentamente sus rieles robóticos para desplazar los cristales y crear trazos desde los que emerge un retrato de alguno de los fallecidos. Cuando se completa el retrato, la máquina lo fotografía y acto seguido lo desvanece con una caricia aplanadora para comenzar de nuevo.

El sitio web permite que cualquier participante envíe una imagen, información y dedicatoria de algún allegado que falleció por el virus. La imagen se añade a una fila de producción sucesiva que también se puede consultar en línea. De esta manera, se puede ver el archivo de los retratos que se han ido produciendo desde el inicio del proyecto. Este archivo da una constancia de la magnitud y el impacto personal de la pandemia.

El derecho al duelo

Entre las múltiples posibilidades de vida que ha puesto en juego la pandemia está el derecho mismo al duelo, señala Cuauhtémoc Medina, curador de este proyecto. Esta nueva mortandad, dice, ha echado por tierra la petulancia de nuestra expectativa sobre los poderes de la medicina y la tecnología, y ha radicalizado la poco digna forma en que nuestra sociedad aborda el trabajo de acompañar la muerte de los otros.

“Además del monstruoso confinamiento con que muchos experimentamos nuestra agonía aislados en el aparato de los hospitales, el peligro del contagio nos ha privado de siquiera tomar la mano de quienes amamos en el momento de su tránsito. El dolor no se mitiga y se sostiene de la experiencia colectiva del rito y la expresión pública de duelo. Casi sin remedio, hemos llegado al punto donde el dolor ocupa el más mínimo espacio posible de expresión: una docena de caracteres torpemente expresados en un mensaje electrónico”, agrega el curador.

La arena fuera del reloj ofrece un intento de transformar las condiciones a las que nos ha forzado la epidemia de COVID-19 (como el aislamiento físico apenas horadado por la conexión de nuestras computadoras) para participar en una obra pública de duelo. Durante un tiempo, familiares, amigos y dolientes podrán compartir con la sociedad el rostro de aquellos a quienes apenas han despedido.

“No nos equivoquemos: si bien una máquina es la autora de este retrato que se transmite a la distancia por vía de paquetes de electrones, la conexión que establece entre nosotros es una honda corriente que atraviesa nuestra mente y nuestros cuerpos. Aunque la acción ocurre en la red desmaterializada del internet, tiene como objetivo ser un memorial plenamente tangible: en tiempo real asistimos a la creación de un rostro trazado en la arena, ese medio que marca tanto el paso del tiempo como nuestra propia materialidad. Esta condición está inscrita en la producción misma de la obra. A lo largo de toda la producción de esta pieza, la arena no cambia: es un mismo cuerpo que forma un número ilimitado de reflejos”, comenta Cuauhtémoc Medina.

Evocación de la brevedad

Al escoger trazar estos retratos en arena, Lozano-Hemmer ha optado por evocar la brevedad de la vida y la conclusión de cada rostro y existencia. En este caso, el carácter efímero no es una mera negativa a la vanidad de la perpetuidad, sino que es una forma más de establecer un vínculo con la sombra que convoca nuestra mirada.

Rafael Lozano Hemmer.

“Ciertamente, nada podemos hacer ante la muerte una vez que se ha consumado. Sin embargo, participar en expresar esa partida confirma el sentido de ser humanos. Ojalá que la experiencia de esta obra permita reclamar, aunque sea de un modo limitado, nuestro derecho al duelo”, concluye Medina, también curador en jefe del MUAC.

MUAC

Más información de La arena fuera del reloj. Memorial a las víctimas de COVID-19, obra de Rafael Lozano-Hemmer, puede encontrarse en www.muac.unam.mx.