Paisajes en exilio, el cuerpo como canal para descargar información cósmica

A Carlos Cruz, bailarín y coreógrafo hidalguense con una sólida formación de danza butoh, el arte escénico que se basa en la percepción de las formas le parece limitado; para él, el artista es una canal capaz de llevar energías sutiles, de orígenes insondables, y comunicarlas a niveles que van más allá de la experiencia sensorial común.

La suya es una danza que abreva, sí, del butoh, pero también de ciertos conceptos de la física cuántica y otras búsquedas espirituales de raíz chamánica: la apertura de modos de percibir a través de plantas de poder como la ayahuasca, el peyote o los hongos. Cruz asegura que se ha presentado ante públicos en los que hay personas ciegas o sordas, y ha constatado que su danza modifica de algún modo las vibraciones de la mente y el cuerpo, así los espectadores, aun privados de la vista, perciben imágenes al encontrarse en cercanía con sus movimientos. 

 “Muchas veces construimos la escena de una manera en que dejamos fuera una capacidad extrasensorial. La hacemos para que la gente venga a ver y escuchar, pero ¿qué pasa cuando viene gente que no puede ver u oír? ¿Qué pasa con el aparataje de vestuario, iluminación, etcétera?”, cuestiona. “Si el espectador es ciego, queda un cuerpo vibrante que es capaz de emitir frecuencias que puede hacer ver al espectador, o sentir el sonido; imagina a partir de la regularización de sus frecuencias”.

De estos principios parte Paisajes en exilio. Holografías escénicas para elevar los espíritus, serie de tres obras de su autoría, la cual se presenta del 17 al 19 de febrero dentro del Ciclo de Danza Butoh del Museo Universitario del Chopo.

“Queremos relacionar el paradigma holográfico de la física cuántica, aplicar sus concepciones aplicadas a la escena”, explica Cruz sobre el título de la serie.

Las tres piezas integran lo que llama un códice en movimiento: tres hologramas escénicos que generan atmósferas y sensaciones. 

“La palabra holografía aparece como un sistema de organización, una formación a la que llamo códice en movimiento, tomando la idea de los códices prehispánicos, que ofrecen una posible lectura de escenas rituales, ceremonias o información contenida: el público logra descifrar esos símbolos y pueden leerlos; pueden acceder a la información que es trasladada al cuerpo y es emitida desde éste a través de una serie de imágenes y acciones, lo que va conformando una lectura oracular”.

Así el cuerpo, en estado de danza, genera visiones. 

El bailarín, como canal de energías y generador de visiones, es comparado por Cruz con la idea del nahual.

“Lo que opera el intento de nahualizar la presencia escénica tiene que ver con ser movida, movido, movide por otras energías invisibles, primitivas, que están presentes en la vida cotidiana, pero que la cotidianidad va cubriendo, ya no estamos en contacto con ellas. Al configurarlas desde el cuerpo, abrimos la posibilidad de ‘descargar’ su información en el momento”, explica.

“Normalmente en el trabajo escénico al actor se le pide estar aquí y ahora; la concepción que propongo es no estar aquí ni ahora, al contrario: desprenderse de este aprisionamiento para irse a otros tiempos y otros espacios, de los que uno puede tener información y ‘bajarla’ a través del cuerpo”.

Cruz se ha especializado en el movimiento artístico japonés Ankoku Butoh. Su creación, que comenzó en 2003, ha sido influenciada por maestros de México, Alemania, Cuba, Francia, Japón, Canadá, Bélgica, Inglaterra y Hungría. Las piezas que presentará en el Foro del Dinosaurio son procesos en los que ha trabajado durante los últimos ocho años.

La primera es Achila. El exilio de los dioses niños, una narración sobre los antiguos ancestros de la humanidad, que habla de la sacralidad del mundo y de la existencia. La pieza aborda la crisis migratoria global de la actualidad que incluye a la infancia y aboga por el derecho al libre tránsito, a la vez que cuestiona la relación de los individuos con el cosmos (viernes 17, 20 horas).

Paisajes más allá de la muerte: Holografía escénica para elevar el espíritu aborda la caminata de los individuos hacia la muerte, el desprendimiento corporal definitivo. Se inspira en Descripción de un estado físico, de Antonin Artaud, y Descripción de un cuadro, de Heiner Müller, la poesía mesoamericana y sus cuestionamientos sobre el tema de la trascendencia (sábado 18, 19 horas).Finalmente, Semillas rinde homenaje a las personas desaparecidas en México y plantea la posibilidad de un encuentro, como intento por recuperar por fragmentos, el cuerpo mutilado (domingo 19, 18 horas).

María Eugenia Sevilla

El ciclo de danza Paisajes en exilio. Holografías escénicas para elevar los espíritus, de Carlos Cruz, se presenta en el Museo Universitario del Chopo. Más información en cultura.unam.mx.