Nikkei… correo de Hiroshima: las cartas de dolor de los ataques nucleares

Fue en 1897 cuando llegaron los primeros migrantes japoneses a México y se instalaron en Chiapas con el fin de crear una finca cafetalera, a raíz de las leyes de colonización y deslinde de terrenos baldíos decretadas en el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación, que estableció Porfirio Díaz con el gobierno de Japón, en 1888.

Tras su fracaso, los migrantes tuvieron que buscar otras opciones que mejoraran su calidad de vida y se sumaron a otras actividades que con el tiempo les dieron la estabilidad económica necesaria para regresar a su país e incluso abrir sus propios negocios en el nuestro.

Nikkei… correo de Hiroshima, basada en la novela Correo de Hiroshima del escritor chiapaneco Víctor Manuel Camposeco, es una obra de teatro sensorial que cuenta las historias de algunos integrantes de la comunidad migrante japonesa, conocida comúnmente como nikkei, que permaneció en nuestro país durante la Segunda Guerra Mundial.

Así, al recurrir al uso del modelo epistolar y la descripción de momentos históricos relevantes de la época, Nikkei… relata el contenido de la correspondencia entre Angelina Toyohara, quien vive en Hiroshima y es hija de un migrante japonés, y su madre Olivia, mexicana que le escribe desde Tapachula, Chiapas.

Con la ayuda de unos lentes negros, la primera mitad de la obra se percibe “a ciegas”. El público se ve obligado a agudizar sus otros sentidos y las primeras escenas, que hacen referencia a diferentes aspectos de la vida en los años cuarenta, aparecen en la mente del espectador, al ser evocados con aromas, sonidos y emisiones de viento, que bien pueden aludir a las plantaciones de café en Chiapas o al vertiginoso ascenso del avión desde el que se lanzó la bomba nuclear conocida como Little boy.

Cuando llega la fecha del ataque que cambiaría al mundo: 6 de agosto de 1945, los lentes ya no son necesarios. La primera impresión que percibe el público es la de una nueva ceguera, ahora producida por la intensa luz emitida por los 15 kilotones de potencia explosiva de la bomba.

Después, entre el humo seco y movimientos de danza butoh, frente a los ojos aún sensibles del público, los cuerpos de los actores se contorsionan, mientras se escucha la voz de Angelina Toyohara que describe las dolorosas escenas que se debieron vivir en la zona del desastre.

Han pasado 72 años de los ataques nucleares de Hiroshima y Nagasaki y ante las terribles consecuencias se han firmado numerosos tratados internacionales que los prohíben. Sin embargo, según la ONU, aproximadamente aún existen 26 mil armas nucleares en el mundo. Irene Akikolida, directora de la obra, comparte que la puesta busca ser un llamado de paz entre las naciones, y de forma especial, dentro de México, por la difícil situación que atraviesa.

Por su parte, Sergio Hernández Galindo, investigador del INAH y asesor de datos históricos de la obra, agrega que la pieza es una forma de reconocer a la comunidad nikkei que reside en nuestro país, así como de exponer diversas perspectivas de mexicanos en torno a los ataques nucleares.

Kevin Aragón

Nikkei… correo de Hiroshima se presenta hasta el 3 de septiembre en el Teatro Santa Catarina. Consulta las funciones en www.cultura.unam.mx.