Gigantes que vigilan la ciudad, testigos del paso de miles de personas. Formas perdidas en el tiempo y en la cotidianidad. Estructuras que intentan reconstruir pasajes históricos rinden tributo a personajes y a sucesos relevantes en la memoria colectiva. Pocas son las veces que como transeúntes percibimos conscientemente las estructuras que nos rodean, algunas pasan desapercibidas ya sea por el transcurso de los años o simplemente por su desvinculación con nuestra realidad e intereses.
Durante los últimos años, los monumentos que “ornamentan” el paisaje urbano parecen ser impuestos por caprichos gubernamentales, menores son las justificaciones que poseen para modificar el espacio público. El aire propagandístico, las decisiones políticas y la falta de obras que realmente representen el sentir de la comunidad o que las acerquen a verdaderas formas de expresión se han convertido en una constante dentro de nuestro país.
La estela en el horizonte es una exposición colectiva que trata dicha problemática. A través del trabajo de siete artistas, se busca aportar diversos enfoques y acercamientos de carácter crítico ante la falta de sentido y el desvanecimiento de las funciones originales de estas construcciones, fenómeno persistente en la actualidad.
El arte en estos lugares es sustancial pues plantea una importante función social, se inicia un proceso de desmitificación y de vinculación con la ciudadanía, de ahí la importancia de que la construcción de monumentos se conduzca genuinamente a partir de una concepción social y no sólo debido a las exigencias particulares de la clase política.
Dichas edificaciones deben considerarse arte público, ya que no hablan sobre una persona en específico y su visión, sino de las necesidades de los demás y del entorno. El artista queda en segundo plano al apropiarse de las preocupaciones o recuerdos colectivos y al plasmarlos en sitios que resultan adecuados y que fungen como integradores de la comunidad.
De acuerdo con Siah Armajani, escultor estadounidense y máximo representante de esta corriente: “no se trata del mito del artista, sino de su sentido cívico. No pretende hacer que la gente se sienta empequeñecida e insignificante, sino de glorificarla. No trata acerca del vacío existente entre la cultura y el público, sino que busca que el arte sea público y que el artista sea de nuevo un ciudadano”.
Este tipo de arte se caracteriza por su funcionalidad y compromiso estético, es decir, la dimensión estética de los signos y el cuidado de las formas dan como resultado obras coherentes y civilizadoras. Es el arte del pueblo y la democracia en donde se pretende que el ciudadano sea consciente de su entorno, así como de los derechos y obligaciones que ello conlleva.
Miriam Domínguez
La estela en el horizonte/devenir de los monumentos en el espacio público se presenta hasta el 27 de septiembre en la sala 3 de Casa del Lago. Consulta los horarios en www.cultura.unam.mx.