Mi vecino Totoro, el sonriente espíritu del bosque

Totoro, atípico vecino nada latoso sino amigable y esponjoso, habita un árbol milenario en un pequeño pueblo japonés. En las cercanías de su morada se halla una casita abandonada que un buen día recibe a una familia: un padre y dos pequeñas que esperan la salud de su mamá convaleciente en un hospital lejano.

Totoro, rechoncho, orejón y sonriente espíritu del bosque, influye misteriosamente en el ánimo del padre, quien se fascina por la casa debido a su cercanía con el majestuoso árbol y decide comprarla. La vida de los personajes en el nuevo lugar se concentra en un mundo completamente elemental: las tierras de labranza, el viento, la lluvia… Satsuki y Mai, hermana mayor y menor, respectivamente, y protagonistas de la película, escuchan por primera vez el azote de los vientos sobre la casa o ven el agua salir del pozo.

A pesar de la etérea presencia de Totoro, un día decide materializarse ante los ojos de Mei, quien al encontrarlo, escala su gran barriga y se acurruca sobre ésta hasta quedarse profundamente dormida.

A diferencia de Mei, que se encuentra completamente inmersa en lo lúdico y emocionante del mundo infantil, Satsuki comienza a palpar el agobiante (y a veces triste) vivir de los adultos, lo cual ocasionalmente la separa de su hermana y crea conflictos con ella. Posiblemente por ello, Totoro se presenta a Satsuki en una noche lluviosa mientras cuida a Mei en la estación del camión, donde su padre arribará después del trabajo.

Mi vecino Totoro muestra una naturaleza benévola y sumamente tierna dotada de una fuerza descomunal y sobrehumana (los gritos temibles del suave Totoro), que generalmente se vuelve a favor de los lindos y risueños habitantes de esta tierra. Aunque al mismo tiempo, la naturaleza refleja los difíciles momentos de la enfermedad (la madre de Mei y Satsuki), la vejez o la muerte. Pero no teman: en la película nadie muere.

José Alfredo Valerio Luna

El ciclo Revisando a Hayao Miyazaki se exhibió en el Centro Cultural Universitario y continuará en Casa del Lago los fines de semana de abril.