Mary Shelley tras la sombra de su propia creación: Helado yaces corazón

Algo gime bajo la cama donde Mary duerme. Apenas y se puede ver entre la oscuridad y las cortinas. Ese algo se pregunta con un agonizante quejido: “¿Quién soy yo? ¿Quién fui yo? ¿De qué estoy hecho?”. Entonces, ella se retuerce entre las sábanas y cruza su débil voz con la otra, cada vez más rápido y más fuerte, hasta ser una misma. No sólo se trata de un mal sueño sino de una hirviente pesadilla, la víspera de su muerte. Abajo está el monstruo, la criatura, aquella a la que diera vida cuando sólo tenía 19 años de edad, usando como herramienta las manos de Víctor Frankenstein en 1816.

Diálogo onírico

“Quiero escribir una historia que hable de los misteriosos temores de nuestra naturaleza, crear un horror que haga que el lector sienta miedo de voltear la cabeza, que acelere su sangre y acelere los latidos de su corazón”, escribió Mary Shelley en su prólogo a Frankenstein. Bajo esta premisa, afirman los realizadores que Helado yaces corazón, Mary Shelley lleva a escena las últimas horas de la escritora inglesa (protagonizada por Elena de Haro) antes de morir, momento en el que tiene un diálogo onírico con su criatura (Alejandro Juárez Carrejo), que le reclama una identidad e historia, así como el corazón del poeta Percy B. Shelley, su esposo.

En la obra de teatro se retoman algunos pasajes de la vida de la escritora y se muestran al público algunos fragmentos de su obra, a través de citas agudamente seleccionadas; episodios de su vida personal, como la ausencia de su madre Mary Wollstonecraft, una de las grandes feministas del siglo XVIII; la muerte de sus tres hijos; el desamparo ante el abandono de su marido; y sentimientos que se agolpan, oscurecen o iluminan, como ruinas bajo una tormenta eléctrica.

Varios son los temas que emanan del peculiar experimento en el que la poesía, la narrativa y el teatro se unen. Algunas preguntas o dudas existenciales son las mismas que aparecen en la novela Frankenstein, por ejemplo: ¿Puede el hombre, en su afán por el progreso, desafiar el orden natural y el poder de Dios? ¿Cuáles serían las consecuencias morales en caso de lograrlo? Otros temas que emergen son las problemáticas de género y el no menos importante asunto acerca de la relación entre la vida de un autor con su obra, la cual puede posesionarse de quien la ha creado. En el caso del personaje de Mary Shelley y la criatura que aparece en la obra, se trata de una posesión “romántica -en el sentido más estricto de la palabra-, erótica, literaria y llena de remordimiento”, menciona Elena Haro.

Reivindicación de Mary Shelley

Eduardo Ruiz Saviñón, director de la puesta en escena, y la actriz Elena de Haro, encargada también de la dramaturgia, coincidieron en que presentar esta obra es una oportunidad de reivindicar la imagen de Mary Shelley, la cual ha sido olvidada tras la sombra de su propia creación; el impacto que ésta ha tenido en el cine y la televisión; así como la ausencia de créditos que tuvo en un principio por el hecho de ser mujer, pues “las mentes de la época no podían creer que una mujer  pudiera haber escrito algo como eso. Pensaban que era del poeta Shelley”, precisa Ruiz Saviñón.

Kevin Aragón

Helado yaces corazón, Mary Shelley se presenta todos los fines de semana del 19 de agosto al 11 de septiembre en el Teatro Rosario Castellanos de Casa del Lago Juan José Arreola. Para mayor información, visita www.cultura.unam.mx.