“La palabra abre mundos y la mirada los imagina”, así se plasma en el texto con el que inicia la exposición Lu’Biaani: Toledo y la Fotografía, la cual se exhibe a partir del viernes 15 de octubre en el Colegio de San Ildefonso.
Esta muestra reúne más de 400 obras de algunas figuras destacadas de la fotografía de México y el mundo, así como documentos, piezas artísticas e instalaciones. Además, celebra los 25 años del Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo (CFMAB), fundado por Francisco Toledo en Oaxaca. Lu’Biaani es una combinación de palabras zapotecas que en español significa “ojo de luz”.
El origen de la exposición se ubica en el CFMAB como parte de un programa denominado Colección en vivo, que inició en 2015, con el que se investiga en torno al muy valioso acervo fotográfico del artista juchiteco, archivo que es uno de los más importantes en América Latina.
Está dividida en ocho ejes temáticos o núcleos donde se despliega un modelo que va del propio trabajo fotográfico de Toledo hasta las imágenes de artistas de la lente que se han formado tanto en el CFMAB como en el Centro de las Artes de San Agustín (CaSa), también de Oaxaca.
Se comparte algo de lo que coleccionó Toledo, fallecido hace dos años, y de lo que el Centro Fotográfico ha aportado en dos décadas y media. El propósito es enfatizar la relación que el artista tuvo con la fotografía durante gran parte de su vida.
En una de las secciones se muestra el vínculo que construyó utilizando su propia imagen. Destacan los retratos que le hiciera su hija Laurena, su esposa Trine Ellitsgaard, la muy reconocida fotógrafa Graciela Iturbide y los de aguda mirada de Rogelio Cuéllar.
En otra sección se presentan algunas piezas del propio maestro en las que expresa, de manera abierta y lúdica, su conexión con la fotografía a partir de una intervención y composición de imágenes originales de otros artistas.
En la primera sala se colocaron en una pequeña vitrina los cinco libros que editó y un catálogo de Manuel Álvarez Bravo que vio en Oaxaca cuando era adolescente. Dicho libro lo conmovió de tal forma que lo llevó a apasionarse por este arte visual.
En uno de los primeros textos que se montaron al lado de las fotografías se dice que éstas fueron para él un medio y un fin. “Una forma de recordar, apropiarse de su imagen y mirarse a través de los ojos de otros, pero, sobre todo, un modo de asumir el poder del medio para construir imágenes e imaginarios ligados a su condición moderna, documental y artística”.
El curador de la muestra, Alejandro Castellanos, refiere que no es propiamente un legado lo que se busca mostrar, “sino la vitalidad y creatividad que se sigue manifestando a través de las imágenes, tanto de Francisco Toledo como de los fotógrafos y artistas que forman parte de la exposición”.
No falta una serie de fotografías donde se captura el proceso de movilizaciones sociales en Oaxaca, que en su momento tuvieron una gran fuerza organizativa, encabezadas por la Coalición Obrera, Campesina, Estudiantil del Istmo (COCEI) y por la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO). Algunas de esas imágenes fueron tomadas por Antonio Turok y Jorge Luis Plata. Toledo se hace de estos testimonios gráficos para recuperar la memoria de lo que significaron dichos movimientos sociales, particularmente para ese estado.
Uno se encontrará también con imágenes representativas de otras latitudes, autoría de Sebastião Salgado, Josef Koudelka, Edward Weston y Henri Cartier-Bresson, a quienes Toledo conoció personalmente.
Lu’Biaani: Francisco Toledo y la Fotografía es una exposición que reconoce de manera integral la impronta del artista en el ámbito del arte fotográfico. El visitante podrá admirar, además, imágenes de Manuel y Lola Álvarez Bravo, Juan Rulfo, Rafael Doniz, Lourdes Grobet, Guillermo Kahlo, Nacho López, Eniac Martínez, Mariana Yampolsky, Pedro Meyer y Marcela Taboada, entre otros artistas de la lente.
La casa que sangra. Foto de Yael Martínez. Manuel Álvarez Bravo y Francisco Toledo. Foto de Graciela Iturbide.
La relación de Toledo con la fotografía fue inmensa ya que se aficionó a este arte pero también impulsó a fotógrafos nacionales y extranjeros. Llegó a ser un gran coleccionista de imágenes que están en proceso de exploración. Se cuentan aproximadamente 90 mil en su archivo personal.
En una entrevista, Toledo mencionó que a sus trece años salió de casa y no fue sino hasta muchos años después, cuando regresó a Juchitán, que empezó a comprar fotografía. La exhibición en el Colegio de San Ildefonso, abierta hasta febrero de 2022, muestra una mínima parte de su extraordinaria colección.
La organización de la muestra cuenta con la colaboración del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, Amigos del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca y del CFMAB, el Centro de la Imagen, el Centro de las Artes de San Agustín Etla, la Fundación Jumex y la Cátedra Nelson Mandela de Derechos Humanos en las Artes de la UNAM.
El acceso al recinto es de viernes a domingos de 11:30 a 17 horas por la calle de San Ildefonso número 33. La admisión es con estrictas medidas de prevención sanitaria. Para más información, consultar las redes sociales y la página oficial www.sanildefonso.org.mx.
René Chargoy Guajardo