Tratar de comprender los mecanismos de la memoria nos puede llevar a un callejón sin salida. La memoria puede ser manipulada, difuminada, degradada, destruida. Recordar nos da un aliento de vida; estructura nuestra personalidad y sentimientos; afirma nuestra naturaleza como seres humanos, como sujetos con cuerpo e intelecto. La memoria es un motor del que se desprende movimiento para la supervivencia; una oscilación que el artista promete mantener con vida para generaciones futuras.
Líneas de la NO libertad es una exposición que celebra la evocación. Durante la década de los setenta se consagra la rebelión de una población viva, una sociedad que no permitió que le arrebataran su memoria y libertad. El español Javier de Villota, junto a un cúmulo de centinelas del recuerdo, como Manuel Armengol, Marco Ugarte, Juan Carlos Cáceres, y Roser Bru, retratan con franqueza las frías cuchilladas de la represión y el dolor. Una angustia que se compartió conjuntamente en toda Iberoamérica.
La serie de dibujos “Los grises” es, sin duda, la espina dorsal de la muestra. Como un recuerdo que lucha contra el olvido, las formas de estas ilustraciones apenas están integradas. Esa especie de bosquejo explica al espectador una aflicción que el artista apenas puede soportar sin quebrarse; como si sólo le hubiese sido permitido un fugaz instante, y el análogo final fuera un grito incompleto, un chillido de dolor brutalmente reprimido.
En “Los grises” se retrata la bestialidad de la policía. Por su parte, en “Bestiario” se explica que en la Edad Media, los compendios de bestias eran expresiones retóricas que representaban a los animales como símbolos de emociones humanas. Si la razón, tolerancia, empatía y paz son un arsenal de la conciencia elevada; entonces la irracionalidad, represión, censura, y crueldad son una muestra de la conciencia baja o animal.
¿Qué lazos nos ligan a Sudamérica y España? Una historia conjunta, un dolor compartido, una condición compuesta de humanidad, respuestas a la necesidad de libertad del ser humano; cualquier ser humano. Si hay fronteras que romper para la emancipación de la coacción, entonces también las hay para convertirse en una animal sin remordimiento. Como diría el ensayista inglés Samuel Johnson: “Me convertí en una bestia, para librarme del dolor de ser un hombre”.
No es coincidencia que esta exposición comparta espacio con el Memorial del 68. En nuestro país, como en Argentina, Chile o España, también sufrimos (y seguimos sufriendo) las armas que manipulan, degradan, cortan y destruyen la memoria. Una reflexión importantísima: ¿Dónde dejamos nuestra libertad?
Mauricio Maldonado
Líneas de la NO libertad se exhibe actualmente en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco. La muestra permanecerá en exhibición hasta el 30 de agosto. Consulta horarios de visita en: www.cultura.unam.mx.