Las tonalidades emocionales de un color: Azul extensivo

De acuerdo con alguna rama de la psicología, los colores que percibimos son capaces de alterar nuestro humor. Los colores básicos, esos que expresamos en una palabra: verde, amarillo, café o rosa (no como los que describimos como “amarillo verdoso” o “violeta tostado”), pueden relacionarse directamente con una emoción humana. Por ello, los hospitales están pintados de color blanco, pues este color evoca tranquilidad y calma. El rojo es el color de los sentimientos exaltados: pasión, amor, incluso, agresión. El negro expresa pérdida, dolor o solemnidad. Pero dentro de la amplia gama de los colores, parece que ninguno logra fascinar como el azul, que suele asociarse a diferentes emociones: confianza, fidelidad, afecto.

Las tonalidades del color azul pueden generar todo un abanico de emociones e ideas. Azul puede ser un nombre propio, una famosa casa en Coyoacán, un sentido género musical, y de ahí, remite a la tristeza directamente (por su vocablo en inglés: blue). Si pensamos un poco más, azul puede ser una referencia directa al cielo, al mar, al agua, a una ballena y hasta al traje de Paul en Sargento Pimienta.

En la Galería sur del Museo del Chopo, se expone el mural Azul extensivo de Sofía Táboas. El espacio es amplio, blanco y lleno de luz, y con la pieza parece convertirse en un lienzo listo para ser modificado o en la muy temida hoja en blanco, lista para ser intervenida.

Sofía Táboas es una artista plástica mexicana nacida en 1968 y en cuya obra parece dominar una preocupación por el espacio y su condición natural o artificial, así como por diferentes materiales (cuyo fin es, precisamente, construir ese espacio) que oscilan entre lo cotidiano y lo estrafalario, entre lo artesanal y lo industrial.

El mural denominado Azul extensivo podría pasar desapercibido para algún visitante, pues sus materiales básicos -madera, azulejo y vidrio-­ son tan cotidianos que bien podrían ser el cancel del baño de la abuela, una pecera o un adorno arquitectónico del mismo museo. Y la artista parece jugar precisamente con esa familiaridad, sin embargo, al observar detenidamente, el espectador puede percatarse de la luz que se cuela por los grandes ventanales de la galería y penetra, se refleja y es refractada por los diferentes materiales azules que componen la pieza.

Cada material, de distinto tono y textura, se comporta de manera diferente con la luz y el espacio. Y finalmente, también con el espectador, quien con cada uno de ellos evocará distintos pasajes, recuerdos, emociones, tan variados, como los tonos del color azul. Sólo queda escoger el tono adecuado para cada quien, según gusto y sentimientos, porque no es lo mismo escuchar “Azul” de Cristian Castro (Es que este amor es azul como el mar, azul, como el azul del cielo nació entre los dos), que “Azul” de Agustín Lara (Cuando yo sentí de cerca tu mirar / de color de cielo, de color de mar / mi paisaje triste se vistió de azul / con ese azul que tienes tú) o la reciente “Blue & Lonesome” de los Rolling Stones (I’m blue and lonesome / As a man can be / I don’t have headaches / Over myself / My love is gone away from me).

Eleonor González Roldán

Azul extensivo de Sofía Táboas se exhibe en Museo del Chopo hasta el 28 de mayo. Consulta horarios de visita en: www.cultura.unam.mx.