La tragedia de Woyzeck en la Tierra Caliente michoacana

Para Ignacio Ortiz Cruz, la tragedia de Woyzeck, pieza inconclusa del dramaturgo alemán Georg Büchner (1813-1837), no trata ni de una mente trastornada ni de una sociedad enferma: trata de la condición humana. El director escénico retoma este clásico, en la primera producción que presenta Teatro UNAM este año, para hablar sobre la deshumanización en un México en donde el valor de la vida se depaupera.

Fotos: TeatroUNAM/Gloria Minauro.

“Woyzeck realmente es responsable de sus actos”, comenta respecto del protagonista de Woyzeck en la tierra caliente: un soldado raso que asesina a su mujer por celos; un feminicida. 

Ortiz ha adaptado la pieza a la realidad actual, que sitúa en un enclave mortal del crimen organizado: Apatzingán, en la región de Tierra Caliente, Michoacán. 

“Es una adaptación hoy día de esta tragedia, con un prólogo cantado de Juan Tovar, un epílogo de la vida real –las palabras del General Kalimán al consumarse el golpe de Estado en Bolivia en 2020- y una información final en el sentido de que hay un feminicidio, y que, en todo caso, lo que habrá que matizar es la pasión humana”, explica el director escénico.

El drama que Büchner comenzó a escribir alrededor de 1836 está basado en un caso real: el primer juicio por homicidio en Alemania en el que se alegó locura, con la participación de médicos especialistas. Al asesino -detalla Ortiz Cruz-, se le diagnosticó depresión y esquizofrenia. “Pero concluyen en que el hombre es consciente del bien y del mal, y es condenado a muerte”.

En el tratamiento del protagonista que hace Ortiz Cruz, en tanto es responsable de sus acciones, no cabe la locura. En ese sentido, el soldado raso, de clase baja y oprimido por sus superiores, no puede ser entendido como una víctima de las circunstancias, considera el director.

Peluquero del batallón, Woyzeck (interpretado por Baltimore Beltrán) ama eróticamente a María (Diana Ávalos); ella le corresponde sólo fraternalmente. Han vivido juntos y tienen un hijo, pero ella le ha sido infiel.

“Hay un desfase amoroso en el que no hay ninguna responsabilidad legal porque no están casados, en ese sentido no hay una traición de María hacia Woyzeck, sino un ejercicio de libre albedrío, de su sexualidad, que desata los celos, que son alimentados por el capitán y por el doctor. Este libre albedrío de María causa envidia en otro personaje, que es Margarita”, explica Ortiz. Un caldo que conduce las pasiones de Woyzeck hacia el crimen.

“En todo caso, los personajes aledaños, esos son los enfermos; una especie de vampiros en busca de sangre, buitres en busca de carroña, que aprovechan la naturaleza humana de la pasión”.

La obra se sumerge en la naturaleza de la culpa, observa Ortiz Cruz: María es consciente de su transgresión porque ve el sufrimiento de Woyzeck, y sobreviene la culpa y la necesidad de la expiación. 

“Eso ya le da un punto de vista bastante cristiano al asunto. A eso me refiero con que es una cuestión de pasiones y cada uno es responsable de su acción humana. Cuando María tiene necesidad de entender va la Biblia, y fundamentalmente en el Nuevo Testamento lee el pasaje en donde Jesús perdona a la adúltera, a María Magdalena”, comenta.

“Entonces se da cuenta que María Magdalena le unge los pies y se los limpia con los cabellos y dice, al final de ese breve pasaje en la obra: Señor, yo también quisiera ungirle los pies; es decir, encuentra a partir de ese relato en el Nuevo Testamento la posibilidad de salvación, pero no la encuentra porque no está Jesús; así de simple”.

La realidad de un México derruido por la violencia es puesta de manifiesto en el diseño de escenografía e iluminación de Patricia Gutiérrez, que exhibe una cuarteadura en el piso y piedras, cuya extracción y labrado estuvo a cargo del maestro cantero Hipólito Ortiz.

Esta adaptación, dice Ortiz Cruz, es sólo un punto de vista que aborda un problema humano universal. “Donde se ubica, la Tierra Caliente michoacana, es solamente un contexto donde ocurre la historia. Esto no es otra cosa que el entendimiento de la condición humana, en primer lugar, y en segundo, no acostumbrarnos a la deshumanización del crimen”.

-¿Todo crimen es humano?

-No, todo crimen es un crimen.

Con diseño de vestuario de Estela Fagoaga y la composición y arreglos musicales de Melesio Portilla, Woyzeck en la tierra caliente tendrá temporada hasta el 5 de marzo en el Teatro Santa Catarina, los jueves y viernes a las 20 horas, sábados a las 19 y domingos a las 18 horas.

María Eugenia Sevilla

Woyzeck en la tierra caliente, de Ignacio Ortiz Cruz, es la primera producción del año de Teatro UNAM. Más información en cultura.unam.mx.