Un historiador y su esposa reciben en su casa la visita de una extraña señora de edad avanzada, baja estatura, flequillo, redondos espejuelos de grueso armazón y atuendo invernal. Definitivamente no se trata de una estudiante a la caza de una carta de recomendación para alguna beca, ni tampoco de la aspirante a que le dirija la tesis doctoral, mucho menos de una periodista que quiere entrevistarlo acerca de su último libro.
No pasará mucho tiempo para que el sorprendido matrimonio descubra que se trata de la criatura más longeva del mundo, ahora humanizada por obra y gracia de la imparable evolución: la tortuga que Darwin trajo de las Galápagos, sobreviviente de innumerables acontecimientos históricos como la Revolución Industrial y la de Octubre, dos Guerras Mundiales y la Perestroika.
Harriet Robinson es el nombre de este singular reptil hembra con caparazón, quien de entrada adula al profesor al comentarle que ha leído con interés su Historia de la Europa contemporánea, obra que él mismo considera su Capilla Sixtina, su Novena Sinfonía, su Everest. Harriet será de aquí en adelante un testigo muy especial con un gran bagaje de conocimientos adquiridos de primera mano, y que contrastan con los que tiene y presume el profesor.
Luego lo habrá de contrariar. Le dice que ha encontrado inexactitudes en el capítulo LXXIV de su libro. Harriet es el mismo ejemplar de tortuga gigante que el naturalista Charles Darwin llevó desde las islas Galápagos hasta Inglaterra en 1835. Exótico animal que vivió 175 años, y que ahora cuenta la historia desde la óptica de los que la padecen.
El dramaturgo español Juan Mayorga, autor de esta pieza, ha dicho que “se trata de un cuento no moralizante, tan sólo inquietante, que sacude y hace que nos planteemos esos límites de nuestras certezas más íntimas”. La obra sugiere aprender del pasado con ligereza, humor e inteligencia, y para ello la protagonista, un animal con rasgos antropomórficos, a la manera de las viejas fábulas, construye un complejo entramado ideológico y discursivo.
¿Farsa?, ¿ironía trágica?, ¿comedia ingenua? Tres posibilidades entrelazadas para mostrar una tortuga evolucionada que nos espeta a golpes de historia que la humanidad no ha aprendido nada: racismo, guerra, discriminación. ¿Cuál evolución, mi querido profesor?
René Chargoy
La tortuga de Darwin con la dirección de Ginés Cruz, se presenta hasta el 8 de septiembre en el Teatro Santa Catarina en Coyoacán. Funciones: jueves y viernes 20 horas, sábados 19 y domingos 18 horas. Todos los detalles en www.cultura.unam.mx.