La retórica del odio vista desde el Desierto

Como respuesta a las preguntas sobre qué son los discursos de odio y de dónde nacen, la imagen del desierto aparece en la pantalla de cine. Jonás Cuarón se centra en estos discursos en su reciente película Desierto, un thriller de persecución y violencia explícita en el que actúan Gael García Bernal, Jeffrey Dean Morgan, Alondra Hidalgo y Diego Cataño.

“Es muy peligroso desestimar el poder de las palabras. Me interesaba hablar del tema migratorio de una manera visceral; que la temática conecte con el público, pero no de una forma intelectual”, comenta el director mexicano Jonás Cuarón, al referirse a la xenofobia que impera en Estados Unidos, en México y en muchas otras partes del mundo.

Después de una proyección especial en la Sala Julio Bracho, se pudo charlar con el realizador, quien estuvo acompañado por los cineastas Alfonso y Carlos Cuarón, además del actor Gael García Bernal.

En el encuentro imperó la curiosidad desatada por la película Desierto en los estudiantes de la UNAM por parte de los creadores. “Me interesa mucho saber qué piensan de este filme y agradecer a Carlos, a mi papá y a Gael, por leer el guión y por haberse vuelto mis aliados”, señaló Jonás.

En algún punto del debate, un joven estudiante de actuación cuestionó a Gael García sobre la repercusión de los actores en la sociedad. A lo que el intérprete respondió: “No hay que cargar la mano tanto a la profesión actoral como si fuera una acción directa para generar conciencia. Es una tangente, una de muchas posibilidades para generar conciencia y tan importante como cualquiera de las otras. El trabajo actoral puede ser un reflejo de algo que ya está sucediendo, pero no hay que sentirse próceres al hacer una película”.

El filme y la retórica del odio

Para Jonás Cuarón, Desierto representa una metáfora sobre la retórica del odio. Un odio no privativo de Estados Unidos sino que también existe en México, en Europa y en otras partes; como si se entreviera un escenario al que esta retórica del odio puede llevar.

El filme es un western que presenta un duelo a muerte entre dos sobrevivientes de distintas guerras; el primero es Sam (Jeffrey Dean Morgan) un minuteman, probable ex combatiente de guerra imperial que ha consagrado sus días de retiro a cazar migrantes indocumentados en el desierto fronterizo; y el segundo es Moisés (Gael García Bernal), un mexicano que intenta regresar a Estados Unidos después de haber sido deportado y obligado a dejar esposa, hijos y familia en el proceso. El héroe del relato será el mexicano que regresa en busca del sueño americano y el monstruo será el estadounidense cazador de hombres, la bestia atormentada-bebedora de whiskey que tiene brazos de rifle y de perro rastreador.

Pero más allá de la contenida violencia metaforizada de la película Desierto, Alfonso Cuarón recordó que los mexicanos tenemos mucha conciencia de la crueldad de los gringos hacia nuestros migrantes, pero olvidamos nuestra propia crueldad: “No aplicamos esa misma conciencia hacia lo que sucede en casa, lo que en México se le hace a los migrantes del resto de América”, señaló.

Una de las razones decisivas por las que Jonás Cuarón escogió la frontera norte, tuvo que ver con la forma del desierto, el cual en cierto momento se torna otro personaje del thriller. “Tenemos los paisajes hermosos del desierto y el otro lado del desierto al ir corriendo con los personajes: el desgaste físico, el calor, la muerte…”.

Desierto es una película que se pierde en el desierto que busca asimilar y carece de un comentario social profundo o de alguna novedosa innovación en la típica estructura de la trama de acción. Después de ver la cinta, el espectador descubre que los trailers son más interesantes que el filme mismo. ¿Por qué sucede esto? Quizás porque ante la avalancha de comentarios antimexicanos de Donald Trump, el realizador quiso resolver lo que no plasmó en la película a través de los avances.

No todo es malo en Desierto, como nos recuerda el mismo Gael García (impulsor del cine documental en México), quizá no sea desde un documental, con testimonios reales sobre el tema de la migración, sino a partir de una película de acción que se pueda sensibilizar a los grandes públicos sobre lo delicado del asunto. Y si nos ponemos optimistas es posible que a partir de este thriller de persecución y muerte, que al mismo director y al actor les recuerda el cine de acción estadounidense de finales de los 70 y principios de los 80, con tirada crítica oculta, al estilo de Rambo (1982), puedan discutirse temas sociales.

“Lo que me gustó del guión de Jonás para abordar el tema fue esa forma de género de terror, donde la mitología es más directa y los personajes más arquetípicos. El héroe lo inventamos y le dimos una vuelta, creo yo, que consiste en que el personaje no va por primera vez, está regresando. Ese es un apunte interesante de la migración hoy en día. Es contradictorio que en estos días de paraísos fiscales para unos privilegiados, otra gente sea expulsada ya siendo local, ya teniendo trabajo”, dijo Gael García Bernal.

Jorge Luis Tercero