La crisis del Diablo como representación del mal: Mi Fausto

El Foro Sor Juana Inés de la Cruz se sumerge una vez más en las tinieblas y se convierte en la casa de uno de los eruditos más importantes de la historia: el Dr. Fausto (José Ángel García), el mismo de quien se han hecho diversas obras dramáticas, pictóricas y musicales por su relación con el diablo Mefistófeles, después de entablar un pacto de sangre que lo lleve a obtener el conocimiento universal.

Ha pasado largo tiempo de eso y Fausto se encuentra satisfecho de su trabajo; está dispuesto a revisar sus apuntes y dictar sus memorias a su bella asistente Lust, quien lo admira ciegamente y atrae de una forma hermética que se debate entre la lujuria y el amor. Sin embargo, para sus ojos, es ahí donde está de nuevo el Diablo, el Otro, Mefistófeles. ¿Qué papel puede jugar el diablo en una sociedad en la que se ha superado, gracias a la razón y el progreso, la idea de Dios y sus designios divinos?

El Diablo ha pasado de moda, nuestra alma es infalible a sus amenazas; no nos asusta la idea de un infierno, no hay poder moral religioso que nos gobierne. De esto se da cuenta el Dr. Fausto e invoca de nuevo al engendro maligno, interpretado por Ana Bertha Espín, que dista mucho de su imagen típica de cola, alas y cuernos, para firmar un nuevo pacto: permitirle escribir sobre él para reivindicar su poder sobre los hombres y su inevitable presencia en todas las cosas.

La obra Mi Fausto, versión del clásico de Goethe que el poeta y filósofo francés Paul Valéry (1871-1945) hizo para sí mismo, se aleja del Fausto antiguo para volverlo uno del siglo XX, cartesiano, pues primero piensa y luego existe, con ideas nietzscheanas, al reconocer por entero la muerte de Dios, y manifiesta los avances científicos de su época. Es importante destacar que este es el único texto dramático escrito por Valery, el cual se dio a conocer al público un año después de su muerte sin que fuera concluido.

Sergio Cataño, quien dirige la puesta en escena, señala que la importancia de la figura del Fausto radica en su capacidad de contener y mostrar la condición humana. Expresa que la vigencia de la versión valeriana en nuestra actualidad, en la que nosotros mismos somos quienes encarnamos el mal, es el motivo por el cual decidió montarla.

En cuando a la propuesta estética de la obra, Cataño comenta que, junto con el trabajo de Patricia Gutiérrez, la escenografía se basó principalmente en fotografías de la estadounidense Francesca Woodman y el artista alemán Jürgen Klauke, que remiten a la experimentación de la imagen y los cuerpos. Para emular las piezas de Klauke, fue primordial el movimiento escénico.

 Kevin Aragón

Mi Fausto se presenta en el Foro Sor Juana Inés de la Cruz del Centro Cultural Universitario hasta el 2 de julio. Consulta los horarios de funciones en www.cultura.unam.mx.