Juegos de niñxs, magna exposición de Francis Alÿs

Para Francis Alÿs (Amberes 1959), los juegos de calle que practican niños y niñas alrededor del mundo son un universo subterráneo que la modernidad ha puesto en peligro de extinción: las carreras de caracoles, en Bélgica; la guerra de bolas de nieve, en Suiza; intrincados saltos de cuerda, en Hong Kong; la matatena –juego que data de hace unos 3 mil años- improvisada con piedras, en África; o el juego de las sillas en una comunidad rural del Oaxaca, México. 

El juego, dice Alÿs, es el territorio en el que la niñez, desde su propio mundo y con sus propias reglas, hace política: negocia, se adapta, dialoga con su realidad y su contexto. “Es la manera que tienen los niños de enfrentar la realidad que encuentran. Mientras los adultos hablan para procesar sus emociones, sus traumas, los niños juegan. (…) El juego es como un contrato no hablado entre niños”. 

Este territorio compartido, una forma de la tradición de la memoria que ha cruzado fronteras, es registrado con urgencia por el artista, quien advierte una desaparición acelerada: el juego que se juega con el cuerpo en el espacio es desplazado por los dispositivos electrónicos y las redes sociales, la invasión de los automóviles o el recelo de los padres ante la inseguridad, que priva a sus hijos de recrearse en lugares públicos.

El artista belga, afincado en la Ciudad de México, comenzó en 1999 a registrar en video los juegos de los patios y las calles de diversas latitudes. Pero fue hasta 2008 que continuó esta práctica artística con la idea de conformar un archivo. Es así que surge Juegos de niñxs, una serie aún en proceso, que constituyó uno de los hitos de la 59a Bienal de Venecia en el Pabellón de Bélgica.

Bajo la curaduría de Cuauhtémoc Medina y Virginia Roy, la exposición Francis Alÿs: Juegos de niñxs 1999-2022 está integrada por 27 piezas de video y dos pinturas que se exhiben del 11 de febrero al 17 de septiembre en el Museo de Arte Contemporáneo (MUAC) de la UNAM, después de presentarse, en formatos diversos, por ciudades de Asia y Europa. “Somos los primeros en exhibirla en las Américas”, comenta Medina.

“Será una de nuestras exposiciones más importantes del año, con ella iniciamos la celebración de los 15 años de la fundación del MUAC”, destaca la directora del museo, Amanda de la Garza. 

Lúdica obsesión

La obsesión de Alÿs con el juego es cosa de siempre, cuenta el artista durante la presentación de la muestra, en conferencia previa a su apertura. Uno de sus primeros guiños se remonta a El colector (1990-1992) un perrito magnético con el que evocó un juego de infancia. “Jugaba de niño jalando un imán por las calles y por el patio de la escuela; los juegos per se y su mecánica siempre han sido muy importante en mi obra”.

Alÿs considera que el grado de desarrollo de un país o de su enclave social no es determinante en los mecanismos del juego: los hay comunes en diversas latitudes y estratos, como la rayuela, el resorte –más practicado por las niñas- o el avión: esa alegoría del tránsito del Infierno al Paraíso, y de vuelta, a través de la Tierra. 

Si bien la práctica de Alÿs comenzó como un registro puro del juego, con el tiempo la cámara se abrió para mirar los contextos; la documentación de una tradición, en el presente, se convirtió en el cometario de un escenario social, político, económico y cultural más amplio: un compendio de maneras en que los niños integran a su realidad, realidades adultas, registradas con una mirada antropológica. 

“No juzgo”, asegura el artista.

Así en la ciudad iraquí de Mosul, en donde el régimen del Estado Islámico impuso, entre una serie de prohibiciones (haram), la del uso de balones de futbol por considerarlo un deporte occidental, una palomilla organiza una “cascarita”. El partido se jugaría, increíblemente, con un balón imaginario.  

“La ausencia de una pelota se me hizo extremadamente confrontativa con lo que esos niños vivían. Esto fue filmado en el mes de la liberación de Mosul”, cuenta. “Esos niños, como acto de resistencia heroica, se inventaron este juego para evadir la prohibición de la pelota. Les pedí que recrearan esta situación que aún vivían un mes antes, cuando aún estaban ocupados por ISIS”. Heroica, sí: hubo niños ejecutados por jugar al futbol.

Irak no es el único país que ha vivido prohibiciones de este tipo. Alÿs documenta otros juegos vedados, como volar cometas en Afganistán. En Papalote (2011), un chico levanta al cielo la mirada para disfrutar de su juguete, cuando la diversión es interrumpida por otro vuelo: el de un helicóptero militar.

La pandemia por Covid-19 también generó adaptaciones: el antiguo juego de “las traes” fue transformado en “contagio”: los contagiados persiguen al resto, que, al ser superados en número, sucumben rápidamente.

En sus viajes, el encuentro con el juego es, a veces, espontáneo, y simplemente echa a andar la cámara. “Con el consentimiento previo de los niños, desde luego”, advierte. “El primer paso muchas veces es registrar el juego con una manera sencilla, eficiente y directa de romper el hielo, entrar en contacto, entender sus códigos culturales. No hay un método”.

Otras veces, el proceso es más elaborado. Dice Rafael Ojeda, uno de los más cercanos colaboradores de Alÿs: “Tienes que entrar a una dinámica de juego, si tú no juegas con ellos el juego no aparece en la cámara, hay un proceso de aprendizaje; entramos en un juego de roles, hay que entender quién es líder, quién toma, quién apoya, quién compite, y esa dinámica, muy interesante, se tiene que respetar. Es una experiencia de humildad hacia uno mismo: el que ya perdió el juego eres tú, el adulto, que ya ha perdido estas capacidades de negociar inmediatamente, de no tener agenda”. 

Aniversario 15 del MUAC

Francis Alÿs: Juegos de niñxs 1999-2022 es la propuesta con que el MUAC da inicio a la celebración de sus 15 años de existencia, de la mano de uno de los artistas que, a lo largo de tres lustros, ha mantenido una presencia y un diálogo constantes con el recinto universitario, que custodia, entre otras, piezas como El colector (1990-1992); el archivo de los dibujos-patrones The Liar, the Copy of the Liar, así como el video Zócalo (1999-2017), el cual muestra un reloj de sol que se forma con el asta bandera de la Plaza de la Constitución de la Ciudad de México.

Obras como éstas se han presentado en los recintos más importantes del mundo, entre ellos el Guggenheim de Nueva York, el Centro Pompidou, en París, o la feria Documenta, en Kassel, Alemania. Una trayectoria por las cimas del arte actual que dio inicio en México, cuidad a donde el arquitecto y urbanista llegó por primera vez en 1986, como parte de un programa de apoyo a víctimas del terremoto de 1985. 

Poco después, Alÿs regresaría para quedarse e iniciar un nuevo camino en las artes visuales, una producción en la que el MUAC ha sido un receptáculo y aliado natural, exponiendo el trabajo del artista en exhibiciones individuales y colectivas.

Inaugurado el 26 de noviembre de 2008 en el Centro Cultural Universitario, bajo la dirección de la historiadora del arte Graciela de la Torre –su titular hasta 2020-, el MUAC ha dedicado exposiciones a algunos de los artistas más destacados los siglos XX y XXI, como Anish Kapoor, Ai Weiwei, Yves Klein, Joseph Beuys, Cildo Meireles, Andrea Fraser o Tania Bruguera; y figuras mexicanas internacionalmente reconocidas, como Manuel Felguérez, Helen Escobedo, Vicente Rojo, Melquiades Herrera, Teresa Margolles, Carlos Amorales, Melanie Smith o Jan Hendrix.

La lista continúa este año, en grande. En palabras de  Cuauhtémoc Medina: “Este es el cumplimiento de una cita, la gran exposición de Francis Alÿs en el MUAC”.

María Eugenia Sevilla

Juegos de niñxs, exposición de Francis Alÿs, estará abierta hasta el 17 de septiembre en el MUAC. Más información en cultura.unam.mx.