Identidades al descubierto: Humboldt. México para los mexicanos

El sonido de una locomotora acorrala las paredes del recinto. Sentados en pequeños bancos, seis individuos leen algún libro desconocido; están absortos en su contenido. Un hombre se levanta. Asistido por un ayudante innombrado, sufre una metamorfosis; se transforma en el primer extranjero naturalizado en México: Alexander von Humboldt. Un dato histórico irrelevante para la mayoría de los mexicanos. Una pregunta vital para el examen de naturalización de extranjeros en nuestro país.

Como ciudadanos de nacimiento de la República Mexicana, ¿qué tan conscientes somos del significado de ser mexicano? ¿Consiste en ser propietario de una identificación? ¿Es un cúmulo de memorias asidas a un lugar y tiempo determinados? ¿Se es mexicano por tener una lengua y cultura en común? Para David Psalmon y Ernesto Anaya, director y dramaturgo de Humboldt. México para los mexicanos, la respuesta es paradójica y sencilla a la vez y se relaciona con la figura paterna.

No existe concepto más férreo en la mente de lo seres humanos que el de la madre. La madre biológica; la madre-sustento; la madre-amor; la madre-cobijo. En términos históricos, la madre se podría transformar en un espacio en el que forjamos nuestra más profunda identidad. Aquel sitio donde se fundamentan nuestras memorias más vívidas y duraderas, sea la casa donde nos criamos, la calle donde jugamos, o el barrio o colonia donde crecimos. En la Microhistoria, subdisciplina de la Historia, esta noción se conoce como “Matria”.

Sin embargo, emerge una oposición reveladora en nuestras vidas: el padre. Culturalmente se otorga al padre el rol de protector, proveedor y estabilizador. Para Sigmund Freud, el papá es el elemento diferenciador en la familia. Ofrece seguridad física y psíquica a los infantes; les concede un espacio y perspectiva alternativas. Un padre reta a sus niños; los regaña; los educa; los mantiene; los forja. La Historia comprende este principio como “Patria”. Es así que para seis extranjeros, México representa una respuesta maravillosa a la frágil figura del padre, elemento omnipresente en la idiosincrasia mexicana. Una nueva patria para sujetos incomprendidos en su país natal.

Un brasileño escapa a México para perseguir al padre alterno: el amor; una rumana intenta encontrar al padre ausente; una japonesa esquiva la memoria del padre-traición; un francés honra a su padre-pureza; una chilena se desliza de las memorias del padre-vacío; un alemán busca construir al padre-memoria. Una enseñanza de extranjeros para nosotros, los mexicanos.

Es indiscutible que cada mexicano atesora ideas contradictorias. Por un lado, amamos y recibimos a los extranjeros con brazos abiertos; por otro lado, sospechamos de ellos y los despreciamos. En un país donde reina el absurdo; donde la inocencia y la perversión son el pan de cada día; donde la riqueza y la pobreza comparten un mismo espacio; donde imperan la risa y las lágrimas… ¿Cómo no dejarse seducir?

¿Por qué Humboldt? Porque fue el gran naturalista extranjero. Aquel no-mexicano que como estos seis individuos, se dejó seducir por el prodigio de la incoherencia mexicana. Un pretexto histórico para intentar explicar por qué ser mexicano va más allá de un examen de naturalización o una invisible sensación de inclusión. ¿Ser mexicano es tener un corazón flamígero? ¿Es reírse del absurdo de una política ajena al país que gobierna? ¿Es deglutir con estoicismo al padre que ama, protege, desprecia y condena en igual proporción?

Humboldt. México para los mexicanos es una obra con una desconcertante dosis de sinceridad. Insinúa ideas muy delicadas que tienen los extranjeros sobre los mexicanos, eternos ciudadanos sensibles de la verdad de nuestras costumbres e ideales arraigados.

Mauricio Maldonado

La puesta en escena se presenta actualmente en el Teatro Santa Catarina y cuenta con las actuaciones de Irene Akiko, Gutemberg Brito Patatiba, Adriana Butoi, Alexander Holtmann, Carla Jara Drago, Jorge Maldonado y David Psalmon. Se presenta hasta el 5 de julio. www.cultura.unam.mx