Desde tiempos míticos, hilo y aguja han tejido el territorio femenino de la espera. Hay esperas esperadas, como la llegada de un hijo o una hija; las hay también desesperadas, como su muerte o desaparición. Son estas, las esperas desesperadas, las que dan origen a los bordados que presenta la muestra Hilando memoria, tejiendo justicia, a partir del 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco.
Esta exposición despliega los bordados con que madres de mujeres desaparecidas, víctimas de feminicidio o de intento de feminicidio han soportado horas, días, meses interminables en las salas de espera de las instancias judiciales al desahogar sus procesos en México, un país en que más de 10 mujeres son asesinadas a diario.
¿Qué narran en su espera estas madres desesperadas?
“La resistencia, las perseverancias en sus luchas”, dice en entrevista la activista e historiadora del arte Julia Antivilo, titular de la Cátedra Extraordinaria Rosario Castellanos de Arte y Género de CulturaUNAM, quien cura la muestra a partir del trabajo que ha realizado la colectiva Siemprevivas con las madres de las víctimas.
El proyecto surgió en el acompañamiento que lleva a cabo la colectiva para buscar justicia en casos de feminicidio, tentativa o desaparición, explica Antivilo. “Muchas han aprendido en estas esperas dando puntadas, a ver si un día se rompe la impunidad”.
Este ejercicio, acaso terapéutico, con el que algunas madres pasaron las horas en los juzgados, dio lugar a una serie de convocatorias por parte de la colectiva y se formaron grupos en los que hilo y aguja reunieron a mujeres que comparten el relato más doloroso de México, abunda la curadora.
“Algunas sabían bordar, otras aprendieron sobre la marcha”, cuenta. “Se ha bordado en varias jornadas domingueras. Estas se han llevado a cabo en la glorieta de las mujeres que luchan, también en el Parque México. Habrá fotos de esos encuentros”.
Así surgieron los bordados en una decena de mantas y otras piezas en diversos formatos que integran la exposición, la cual incluye también algunos objetos intervenidos, pertenecientes a las víctimas, así como fotografías y videos que registran el proceso de creación en la espera de las audiencias.
“Dan puntadas de esperanza ante tanta impunidad. El arte es una manifestación que les ayuda a perseverar en la resistencia y para sensibilizar también al público sobre su situación; ellas viven problemas que le pueden pasar a cualquiera, y es urgente la sensibilización sobre estos temas de derechos humanos en un país que tiene cifras de doce mujeres asesinadas al día, y también desaparecidas. Lo que bordan es un grito de aquí estamos y buscamos justicia para todas”.
La mayoría de las mantas recuperan los nombres de las víctimas, agrega Antivilo, como el de Lesvy Berlín, quien fue víctima de feminicidio en Ciudad Universitaria.
“La Manta de la Dignidad tiene las imágenes no solo de las hijas, sino también de las madres. Hay rostros, hay también cartografías emocionales de lo que han tocado en estas luchas, en estos años. En las piezas intervenidas, por ejemplo, está la bata de una estudiante de medicina”.
Memorias
“La exposición está organizada en cuatro áreas”, precisa la entrevistada. La primera, Memoria viva, despliega semblanzas de las protagonistas de esta muestra, desplegadas en la entrada. La segunda, Memoria manifiesta, está integrada por las mantas de gran formato. “Estarán en el corazón de la sala”.
En la tercera parte de la muestra habrá fotos de los encuentros de bordado, y fotocoles para que el público simbolice el acompañamiento a estas madres desde las redes sociales y donde deseen compartir sus fotografías.
El recorrido desemboca en un altar. “Un espacio de recogimiento, siempre hay un lugar para el encuentro con lo espiritual, creado con objetos de las sobrevivientes y las víctimas. De fondo se van a encontrar con una pieza muy importante -un bordado- hecha con los hashtags de campañas contra los feminicidios, que han estado en las redes, como el #NiUnaMás; se hizo un diseño con esas nubes de palabras y mensajes, acompañarán el altar, que será activado-intervenido con bordados”, detalla Antivilo.
También habrá un taller de bordado con madres y con la colectiva, y se podrá intervenir esta manta como parte de las activaciones de esta muestra.
“Cada puntada es un acto de dignificación de su vida y un ejercicio colectivo”, señala la colectiva Siemprevivas en su página de Facebook, en donde se explica que esta exposición surge “de la apuesta por contar la historia desde otras formas y sembrar semillas para que florezca la memoria colectiva en nuestro país”.
María Eugenia Sevilla