Gran Creciente, un triángulo del arte y la agitación

En la lejana Asia, después de la Segunda Guerra Mundial, tres países quedaron devastados y en calidad de supervivencia vulnerable. En medio del caos, antes de la reconstrucción económica, las voces de los artistas de vanguardia comenzaron a proclamar un discurso que pretendía romper con las estructuras fallidas.

En Japón, Corea del Sur y Taiwán, los performanceros, artistas pop y creadores underground comenzaron a remover plásticamente el imaginario. De esto trata Gran Creciente: Arte y agitación en los años 60 en Corea del Sur, Japón y Taiwán, exposición que se presenta actualmente en el MUAC.

Gran Creciente fue concebida, según explica su curador Cosmin Costinas, a manera de un breve ensayo en torno a la historia del arte, una visión comparada en la que se revisan las tendencias “anti-arte” del performance y otras manifestaciones desarrolladas en Corea del Sur, Japón y Taiwán en la década de los 60.

“Nuestro interés en el tema nació del contraste. A diferencia de los países de Latinoamérica, donde muchos de los movimientos de vanguardia ya han sido estudiados en forma, en Asia, aún no se lleva a cabo una revisión de ese tipo”, explicó el curador nacido en Satu Mare, Rumania.

Arte de posguerra

En torno a la muestra, Costinas ve la identidad de Asia moderna representada en este triángulo conformado por Japón, Corea del Sur y Taiwán, naciones vinculadas por un pasado bélico y de colonización que se tejió de formas perversas, debido a que Corea del Sur y Taiwán fueron sometidos por los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial. Posterior al conflicto bélico, los tres países se pasaron del lado estadounidense, durante los días de la Guerra Fría, para detener el avance del comunismo. De tal modo, una década de turbulencia, inestabilidad social y económica, además de la imparable transformación alrededor del mundo, tomó por asalto a estos países hermanados por sus grandes pérdidas.

Las vanguardias que cada uno de los tres países produjeron presentan diferencias y una fisonomía particular, puesto que a pesar de los vasos comunicantes, a partir de los 50, estuvieron muy aislados entre sí.

“Una ola de manifestaciones culturales emergió en estos tres países durante ese periodo que va de los 50 a los 70. La influencia estadounidense, a través de sus revistas y manifestaciones pop, estableció algunos cimientos para que se cocinaran estas manifestaciones artísticas”, señala Costinas.

Dictaduras y contextos

Para entender mejor las vanguardias en Asia, la exposición nos recuerda que mientras Japón, a pesar de la ruina que le heredó la guerra, fue el único de los tres países que se constituyó en esencia como una sociedad libre (con relativa libertad de expresión a pesar de su conservadurismo intrínseco); Corea y Taiwán recibieron el siglo XX entre colonialismos, divisiones políticas y dictaduras.

Después de la Segunda Guerra Mundial, según relató el curador, en Japón los movimientos estudiantiles produjeron una fuerte crítica política y una llamada a la urgencia de un cambio social a través del arte. Corea, por otro lado, fue una dictadura brutal durante buena parte de los 50 y hasta entrados los 70, incluso llegó a ser uno de los países más pobres del mundo. En Corea los caminos que tomaron los artistas de vanguardia fueron más subversivos, por ello se vieron forzados a refugiarse en el underground. Mucho de su arte emergió clandestinamente, siempre crítico hacia el gobierno.

Aunque Taiwán también vivió la dictadura de Chiang Kai Shek, tuvo cierta apertura a lo estético. La complicación en Taiwán provino de su pasado colonial que en los años 60 aún despertaba un sentimiento pro-nipón en gran parte de la población; asimismo, el haber sido el lugar en el que se refugiaron los líderes de la China no comunista, donde a su vez fundaron la otra República China. “Por las migraciones que experimentó Taiwán desde China, el movimiento intelectual tuvo mucha efervescencia en esta isla un tanto marginada del resto del mundo; importantes universidades se desarrollaron ahí. Su vanguardia surgió desde diferentes frentes estéticos, con una conexión muy fuerte entre la literatura y el teatro”, expresa Costinas.

En exposición

Dado el carácter fugaz que muchas de las manifestaciones tuvieron, queda muy poca evidencia física de la mayoría de estos performances y eventos históricamente críticos. Los materiales que se presentan en la muestra son principalmente reproducciones fotográficas acompañadas de descripciones textuales, junto con grabaciones de video e impresos.

Corea y Taiwán tardaron un poco en unirse a estas prácticas, que surgieron hacia los 60 en ambas naciones, mientras que en Japón comenzaron a darse desde los 50, de forma un tanto imprecisa, como comenta Costinas:

“Decidimos dedicarle sólo una pequeña sección a Japón, dado que mucha de la vanguardia que proviene de ahí es bastante más conocida en Occidente, tal es el caso de las obras de Yoko Ono o Yayoi Kusama, a diferencia de lo que estaba sucediendo en paralelo en Corea y Taiwán. En cambio, para la sección de Taiwán, la curaduría que mostramos es el fruto de una primera investigación; la mayoría del material presentado nunca se había mostrado antes. En este punto, la exposición revela básicamente los diferentes grados de historiografía que existe sobre el tema en estos países”.

Jorge Luis Tercero

Gran Creciente incluye trabajos de Chang Chao-Tang, Choi Boong-hyun, Chuang Ling, Hi Red Center, Huang Huacheng, Jeong Gang-ja, Kang Guk-jin, Leung Chi Wo, Yoko Ono y Zero Dimension, y puede visitarse en el MUAC hasta el 29 de mayo.