Exposición presenta 40 años de lucha feminista mexicana

¿Qué tuvo que pasar para que el 8M de 2020 el grito de las mujeres se escuchara como nunca antes en la Ciudad de México? Aquella marcha histórica, según cifras oficiales, habría reunido a unas 80 mil manifestantes en el Zócalo capitalino, aunque cálculos extraoficiales hablan de más de 100 mil voces que se hicieron escuchar en contra de la violencia feminicida y del machismo que impera en este país.

Su antecedente más cercano, la marcha del 8M de 2019, ya era un hito: ahí se dejó sentir el fortalecimiento del movimiento feminista mexicano, en resonancia con el resto del mundo. 

“El crecimiento ha sido exponencial”, sostiene la historiadora Julia Antivilo. Para ella, la ola feminista es un tsunami que continúa in crescendo. Pero, ¿quiénes fueron, y quiénes son las mujeres que con su voz y sus acciones, incluso con su muerte, han abierto y allanado este camino? 

La respuesta se despliega ante los ojos en la exposición ¡En la calle y en la historia! 40 años de lucha feminista mexicana, que bajo la curaduría Antivilo, coordinadora de la Cátedra Extraordinaria Rosario Castellanos de Arte y Género, abrió sus puertas el 27 de enero en Casa del Lago, en el bosque de Chapultepec.

En ella se reúnen carca de 400 piezas de archivo, entre fotografías, video y carteles que dan cuenta de los movimientos que feministas y disidentes sexuales han llevado a la calle desde los años 70 hasta el 2019.

“La lucha feminista en México lleva más de cuatro décadas, pero elegimos como punto de partida un hito de 1979: la marcha que por primera vez conjugó este movimiento con el arte”, explica Antivilo, también activista por los derechos de la mujer y de las disidencias sexuales desde los años 90, quien ha estado presente en varias de las movilizaciones documentadas aquí,

Una corona luctuosa recibe a la visita en la casona de la Casa del Lago. Lleva flores, pero también plumas de ave, sondas, pastillas y otros instrumentos utilizados para inducir el aborto. Es una reproducción de la que un grupo de mujeres portó durante aquella manifestación emblemática, del 10 de mayo de 1979, en la Ciudad de México, como se ve en las fotografías que la acompañan. La potencia de los objetos contenidos en esta pieza, que rinde memoria a las mujeres fallecidas en abortos clandestinos da inicio al recorrido cronológico.

“Lo que vemos a partir de este momento es que el movimiento se vuelve también muy performático, con muchas acciones llenas de creatividad, no solamente por parte de las artistas sino de las activistas y participantes”, explica la curadora. Ejemplo de ello es un cartel que la pintora Leonora Carrington diseñó y donó a la Unión Nacional de Mujeres, en México.  

Los materiales que integran la muestra provienen de dos archivos: uno de ellos, el Ana Victoria Jiménez, que se encuentra bajo resguardo en la Biblioteca Francisco Xavier Clavigero de la Universidad Iberoamericana. Este contiene unos 4 mil documentos que la artista y activista mexicana reunió entre las décadas de los 70 y los 90. Otra parte de las piezas proviene del acervo del colectivo Producciones y Milagros, que abarca hasta este siglo. “Ellas guardaron registro, a la vez que han sido protagonistas del movimiento”, destaca.

Aquí es posible ver los rostros de quienes hicieron historia: Alaíde Foppa, Elvira Trueba, Adelina Zendejas, ente otras “militantes” -como se les llamaba entonces-, reunidas en ocasión de The International Dinner Party, que rindió un homenaje en vida a la luchadora feminista Lilia Lucido, también en 1979.

Las fotografías de las marchas de los 80 dan cuenta de la intensidad de movimientos y colectivos en el país; un despliegue documental que, en el segmento dedicado a los años 90 disminuye notablemente. 

“Hay poco material porque en esos años hay un retroceso”, advierte la historiadora. “Aquí vemos sólo las acciones de ciertos grupos, no ya un movimiento”, tanto en el activismo feminista como de las disidencias sexuales, dice. Este impasse lo atribuye a múltiples factores, entre ellos la cooptación de ONG’s por parte del poder. Pero admite que la ilusión de las democracias que siguió al fin de la Guerra Fría pudo jugar un papel, amén de que en México el eje de la conversación osciló entre la crisis político-económica y la irrupción del EZLN. 

“Sí hubo un acallamiento, porque no es que la violencia cesara, al contrario”, asegura, y recuerda que fue en los 90 cuando surgió el fenómeno de los feminicidios en Juárez. 

En el siglo 21, el movimiento vuelve a tomar consistencia, azuzado por expresiones como #MeToo, pero también por la creciente ola de violencia de género. En el apartado dedicado a estos años, la muestra destaca casos emblemáticos que han detonado importantes movilizaciones: el de la joven Yakiri Rubio, encarcelada por matar en defensa propia a su violador, así como el asesinato de las estudiantes Aidée Mendoza, alumna del CCH Oriente, y Lesvy Berlín, en Ciudad Universitaria; caso, este último, que demoró casi un año para que un juez determinara como feminicidio.

También destacan hitos como la manifestación en que un grupo de mujeres arrojaron brillantina rosa al secretario de Seguridad Ciudadana de la CDMX, en protesta por la violación a una joven por parte cuatro agentes de la policía local; o la marcha del 8M del 2019, que tomó fuerza al vapor del fenómeno viral que desde Chile llegó al mundo, en una consigna performática: “El violador eres tú”. 

En este ejercicio de memoria no se incluye material sobre el 2020, explica Antivilo, debido a que la muestra sería presentada en abril de ese año, pero por la pandemia no fue posible abrirla al público. 

¡En la calle y en la historia! 40 años de lucha feminista mexicana es la narración visual de una historia de indignación; de rabia contenida y expresada en calles y monumentos, en acciones creativas pero también en destrozos; todo ello reclamos de escucha y atención que todavía están pendientes de respuesta.

Organizada por Casa del Lago y la Cátedra Rosario Castellanos, estará hasta el 30 de abril de 2022 en la Sala José Emilio Pacheco, las Galería 3 y 4 y las Rejas Milla del centro cultural ubicado en el bosque de Chapultepec.

María Eugenia Sevilla

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