Encarnaciones de ideas improbables y reflexiones en torno al objeto industrial se presentan en el MUAC, para hablarnos de los ecos sociales que subyacen en las formas caprichosas. Entre tomatazos de porcelana, pinturas en acuarela o un faro marítimo acostado dentro de la sala de exposición, el desafiante trabajo de Los Carpinteros, colectivo cubano integrado por Marco Castillo y Dagoberto Rodríguez, se exhibe por primera vez en América Latina.
“Cruzas de sillones con estufas, albercas con portaviones, camas con montañas rusas, edificios icónicos con muebles, misiles con paneras, símbolos de la Revolución Cubana con asadores, etc…”, enumera la curadora Alejandra Labastida en su ensayo sobre el colectivo publicado en el folio de la exposición, que trae a México obras de los últimos 20 años de este grupo que opera entre la Habana y Madrid.
Desde el origen
El artista Dagoberto Rodríguez conversó en entrevista sobre el origen del nombre del colectivo, que según rememora proviene de sus inicios; cuando trabajaban casi exclusivamente con madera. En esos días, integrantes de la escena artística cubana los apodaron con el mote “Los Carpinteros”, hasta que en 1994, cuando Castillo y Rodríguez fueron invitados a la Bienal de la Habana, les solicitaron un nombre formal: “Pensamos en muchos nombres supuestamente glamorosos, pero al final nos vino a la cabeza la mejor opción, el nombre sencillo con el que nos habían bautizado: Los Carpinteros.”
Este colectivo, que inició su mancuerna en la Universidad de la Habana, una Universidad como la UNAM, según expresó Rodríguez, se ha caracterizado por el empleo de materiales industriales, y principalmente por el trabajo con madera.
“En Cuba, si tú quieres producir casi cualquier objeto de determinadas características, lo más probable es que tengas que crearlo. Para esto, lo que más hay en Cuba es madera, así que cogimos madera y empezamos a hacer cosas. Los objetos que surgieron tenían una apariencia como de carpintería, pero estaba claro que la intención no era útil; a medio camino entre el mundo utilitario y el simbólico”.
Objeto madera
Para Dagoberto Rodríguez, el trabajo en el colectivo aún se siente como en los primeros días de clase en la vieja Habana, ciudad donde la producción industrial es casi nula, cuando Marco Castillo y él trabajaban para entregar sus proyectos al día siguiente y re-imaginaban las funciones o disfunciones sociales de los objetos.
“Siempre hemos pensado que los objetos tienen toda una intención y un lenguaje en sí mismo, todo es un mensaje. Una taza de la era napoleónica no es igual a una de la victoriana. Hay lenguaje y texto en todo lo que tú ves, nada es inocente. Nosotros nos servimos de esos códigos… o lo intentamos al menos”.
En exposición
Entre las obras más desafiantes que se encuentran en esta muestra se encuentra una sala intervenida con tomatazos en las paredes. Se trata de Tomates (2013), una polémica metáfora-pieza en la que el colectivo evoca el derroche de la producción global aunado a los métodos de censura en las sociedades contemporáneas:
“El linchamiento que tú podrás ver aquí es más bien estético, los tomates son piezas estilo kitsch, hechas de porcelana, y fabricadas en Toledo, España. Es un wallpaper basado en la acción violenta de un linchamiento. En Cuba, todavía se usa el linchamiento político. Actualmente, por todo el mundo, también se ven apedreamientos de personas en Internet. En los 80, cuando la gente se quería ir de Cuba, otros los linchaban públicamente, era una cosa tremenda. Nos ha quedado en la memoria colectiva este trauma bastante serio”, detalló Rodríguez.
Otro de los proyectos más impresionantes que este colectivo ha desarrollado se trata de la Conga Irreversible (2012), la cual puede apreciarse en un video que los artistas trajeron como registro de lo sucedido. En el video, donde además participaron cineastas, diseñadores de vestuario y bailarines, se muestra un espectáculo de grandes magnitudes donde un grupo de bailarines danzan entre las calles del centro de la Habana una conga bailada hacia atrás.
Relata Rodríguez: “Queríamos alterar algo que pudiera afectar a la gente, y pensamos en el folclor. La conga ha funcionado como vehículo propagandístico a lo largo de la historia de Cuba. Fue una cosa loquísima pero al final se logró”.
En otra parte de la muestra, en una de las terrazas del museo universitario, se puede apreciar una enorme catedral de ladrillos, se trata de Proyecto Catedrales (2012), una instalación donde Los Carpinteros llevan al objeto de trabajo hacia un anti-misticismo industrializado:
“Queremos hacer del objeto una especie de catedral de la tecnología, o qué sé yo. Todo inspirado en la idea de la revolución industrial y el uso de ladrillos. Aludiendo al ladrillo victoriano, época cuando la industria comenzaba a florecer. Esta instalación está permanentemente en una plaza en Zúrich, en la zona más industrial. Frente al Museo de la Habana, también tenemos tres de estas catedrales”, concluyó.
Así, desde las terrazas hasta el interior del MUAC muchas piezas emblemáticas de la producción de Los Carpinteros podrán ser apreciadas por el visitante del museo, entre éstas también destacan: 17 m (2013), Cabadilla Cabadilla tríptico (2014), Basalto numérico III (2015) y Candela (2013), entre otras.
Jorge Luis Tercero
La exposición Los Carpinteros, curada por Gonzalo Ortega y Alejandra Labastida, se exhibe en el MUAC hasta el 4 de septiembre. Informes: www.cultura.unam.mx.