Engaño, farsa y burla en dos entremeses cervantinos

Que el Quijote es la obra más importante de la literatura española no está en duda, sin embargo, Miguel de Cervantes escribió más textos además del Quijote. Entre los menos conocidos, podemos encontrar el divertido “Coloquio de los perros” o Comedias y entremeses no representados. De estos últimos, se desprenden las dos piezas llevadas a escena por alumnos del Centro Universitario de Teatro.

Un entremés es una pieza teatral corta, de un sólo acto, usualmente jocosa o cómica que solía representarse entre uno y otro acto de las grandes obras del Siglo de Oro español. Su función era divertir, entretener o sacar del ensimismamiento al público, y por ello, aunque entretenidos, sus tramas no representan complicaciones.

El retablo de las maravillas es una historia de engaño, del corte de El traje nuevo del emperador o El conde Lucanor. Para tomar ventaja de la simpleza de los pobladores de cierta villa, dos timadores prometen dejarlos ver las “grandísimas maravillas” que guarda su retablo (una suerte de pequeño escenario para títeres), sin embargo, solamente los cristianos y los hijos legítimos podrán hacerlo. Como es de esperar, en el retablo no hay absolutamente nada, pero como nadie quiere ser tachado de bastardo o moro, todos se prestan a la farsa y caen en una chusca situación. Este entremés es probablemente el más conocido de Cervantes.

Uno menos conocido, pero igual de divertido es Un rufián viudo llamado Trampagos, en el cual el protagonista queda viudo y debe escoger a una nueva esposa. Entre las entusiastas muchachas del pueblo se encuentran: la Monstrenca, la Repulida y la Pizpita, quienes se disputarán con uñas y dientes el amor de Trampagos. Aunque la historia abre con una muerte, en ningún momento ésta opaca el carácter festivo y carnavalesco de la pieza.

Bajo la dirección de Emma Dib, Octavio Michel y Anna Paola Loaiza, los actores hacen gala de su preparación y capacidad en estas dos farsas, pues lo mismo actúan como simplones que como tahúres o rufianes, cantan o bailan e incluso tocan la guitarra.

Sin duda alguna, la farsa es uno de los géneros más entrañables del teatro, sobre todo, para el público que ansía reír. El equipo de dirección de los dos entremeses cervantinos decidió conservar los diálogos en español antiguo, pues el genio cervantino para la burla, la caricatura y la farsa queda de manifiesto, y aunque pudiera ser difícil de entender en un principio, definitivamente no es imposible.

Eleonor González Roldán

El retablo de las maravillasUn rufián viudo llamado Trampagos se presentan en el CUT hasta el 19 de febrero. Consulta los horarios en www.cut.unam.mx.