Nos transportamos a un lugar donde nada malo puede pasar, una cabaña ubicada en un lugar remoto es el escenario para la puesta El Río, que logra llevar a los espectadores a una sensación de nostalgia, en silencio y de manera ecuánime. Dirigida por Enrique Singer, la obra aborda las relaciones interpersonales y el peso y dolor que conlleva vulnerarse ante un otro, sea quien sea.
A lo largo de la trama, se deambula entre exorcizar el malestar de las relaciones líquidas y un intento por dotar de sentido y volver trascendentales aquellas relaciones en las que el encanto justamente radica en la fugacidad contra la que se lucha.
Sergio Bonilla interpreta a un amante seguro y halagador, un personaje que es lo suficientemente susceptible como para convencer al público de su bondad y a la vez condensa a un personaje inquietante que provoca desconfianza después de por los menos cuatro escenas.
Hay un código ambivalente, la respuesta está constante en el contrapunto femenino, Inés y Marina de Tavira interpretan a las dos mujeres que escena tras escena intercambian cuerpos a pesar de que la historia sigue su curso como si ellas fueran la misma persona. Vemos cómo el hombre crea las mismas situaciones y frases, todo un número preparado para cazar a su presa ayudado de una escenografía que permite ocultar y evidenciar cosas con facilidad. De pronto, una lámpara pequeña es suficiente para iluminar todo el lugar, y una luz en back puede crear un atardecer, la cabaña está diseñada para crear la ilusión que se necesite a la persona en la mira.
Finalmente, todo queda ahí, las dos mujeres con un dolor que el espectador entiende, exhala, siente desde el fondo y recuerda, saben perfectamente cuándo y cómo marcharse. Es un final agridulce, no hay moraleja, el acto del amante inquebrantable sigue y seguirá su curso, el ciclo se renueva eternamente como se explica en la obra: las truchas más jóvenes logran reemplazar a las que antes nadaban el mismo camino.
Celeste Díaz
El Río, de Jez Butterworth y dirección de Enrique Singer, se presenta en una breve temporada hasta el 29 de junio en el Teatro Santa Catarina. Consulta horarios en www.cultura.unam.mx.