El cineasta argelino Bachir Bensaddek concibe el arte como un acto de resistencia que construye puentes y nos permite asomarnos a distintas culturas, costumbres e identidades que habitan en el mundo.
En su ópera prima Montreal la blanca (Montréal la blanche), Bensaddek retrata la vida de la comunidad argelina que vive en la ciudad canadiense. Construyó la historia a partir de una extensa investigación que realizó inicialmente para crear una obra de teatro documental sobre africanos del norte que viven en Canadá.
A partir de la investigación, el realizador conoció historias de personas heridas, refugiados y desplazados por la guerra civil argelina en la década de los 90, lo que lo llevó a crear el guión para Montreal la blanca, película en la que muestra la diversidad de esta ciudad.
“Mi acto de resistencia fue dar los roles principales a dos personas que forman parte de la comunidad argelina y mostrar un Montreal diverso”, asegura Bensaddek en entrevista. El cineasta argelino presentó su ópera prima en la Sala Julio Bracho del Centro Cultural Universitario como parte de la sesión extraordinaria Quebecine: Reinventar latitudes de Cátedra Ingmar Bergman en Cine y Teatro.
Bensaddek nació en Argelia y se formó como cineasta en Canadá, pero antes vivió en países como Tanzania, España, Madrid y Turquía; pasó su infancia y adolescencia viajando pues su papá era diplomático. Fue en Canadá donde de forma azarosa se acercó a la comunidad argelina, y se inspiró en historias de personas que llegaban a un país desconocido para empezar una vida de nuevo, y algunas otras que eran abatidas por la nostalgia y el recuerdo.
El realizador está convencido de la importancia de recuperar las vivencias de las comunidades y de que sean éstas quienes relaten sus propias historias, con las que se pueda nutrir la cinematografía y mostrar la diversidad que no se exhibe en el cine comercial.
“Yo vengo de una provincia en Canadá donde la gente habla francés, todos son blancos y de origen francés, pero cuando abordas un taxi, vas al hospital, a la tienda o a la escuela, ves una mezcla de latinoamericanos, africanos, árabes, africanos del norte, que no aparece en las pantallas de Quebec”, asegura.
El director expresa que ante las medidas radicales de Donald Trump de prohibir la entrada a musulmanes, refugiados y la construcción del muro entre Estado Unidos y México, debemos estar a favor de la diversidad cultural, pero ante todo, cuestionar nuestro rol en la sociedad pues nosotros mismos podemos “ser el Trump de alguien”.
“En Estados Unidos, una clase que se siente frustrada y olvidada por los dirigentes eligió a Trump. En Francia, los chicos encuentran como salida unirse al islamismo más radical. Por ello hay que cuestionarnos al mostrar actitudes racistas o cerrarnos ante lo diferente”.
Mina Santiago