Fernando Sánchez Castillo es el creador de la instalación Desaparecidos, que se compone de 20 mil idénticos figurines con la forma de un joven en calzoncillos con las manos en alto. Esta imagen fue tomada de una fotografía periodística en la cual se retrata a uno de los estudiantes detenidos en el edificio Chihuahua del conjunto habitacional Tlatelolco, el 2 de octubre de 1968 en la Ciudad de México. Es la clara representación de cómo los jóvenes fueron humillados por las fuerzas represivas, al obligarlos a bajarse los pantalones para comprobar que no estaban armados, y colocarlos en una situación de desamparo físico y moral.
Dispuestos horizontalmente, las figuras abren una oportunidad para que cada visitante realice un intercambio: proporcionar un pensamiento o testimonio escrito en papel autoadherible sobre los hechos del 2 de octubre de 1968 o por qué en México no se respetan los derechos humanos, y a cambio puede llevarse a casa una de las reproducciones que no miden más de diez centímetros. Llegará el momento en que la instalación desparezca en su totalidad por intervención directa del público que se detenga a apreciarla.
“Las filas de figurines conforman una declaración, un memorial que da testimonio del terror que ejerce el sistema, subyugando las protestas y los movimientos civiles… El monumento expandido de Sánchez Castillo ofrece una forma de combatir el olvido, de hacer presente en la vida cotidiana la recurrencia de la represión”. Su arte es un intento de reescribir los relatos de la historia, de sensibilizarnos ante sus complejidades y vestigios, al mostrar cómo la historia es construida desde el poder. No tiene que ver con ningún tipo de propaganda, es una especie de catarsis.
René Chargoy Guajardo
La instalación Desaparecidos puede verse hasta el 17 de febrero de 2019 en el vestíbulo del Salón Juárez del Centro Cultural Universitario Tlatelolco. Más informes en www.cultura.unam.mx.