Derrumbar estatuas y monumentos: desarrollo del arte público en México

Entre las miradas de los artistas fundamentales, ecos provenientes de diferentes fases del proyecto artístico de nación, está la historia de todos los Méxicos que pudieron ser y por una u otra razón solamente quedaron latentes.

La revisión historiográfica El derrumbe de la estatua. Hacia una crítica del arte público (1952-2014) nos invita a seguir las huellas de importantes creadores como Rivera, Siqueiros, Tamayo, Francis Alÿs, Helen Escobedo, Goeritz, Hersúa, entre otros; cuyas obras viven y mueren en los espacios públicos, a la par de los discursos que las intervienen y las regresan al flujo de lo simbólico.

La muestra revisa y defragmenta las ideas de estatua y monumento e indaga sobre las prácticas que operan en el llamado arte público. Una revisión que cuestiona el objetivo de este tipo de arte, desde la idea de estatua hasta las prácticas de intervención social.

El origen de la estatua

Encontramos en la exposición 38 piezas: esculturas, fotografías, dibujo y multimedia. En este trayecto, construido cronológicamente desde cuatro perspectivas diferentes -el muralismo, las esculturas como monumentos, las acciones y performances efímeros-, podremos apreciar cómo el concepto de arte público se ha desarrollado en México. Nuestra mirada viajará entre documentos y piezas de los días del muralismo nacionalista hacia otros ejercicios como la Ruta de la Amistad o las Torres de Satélite de Goeritz.

Importancia de Ciudad Universitaria

José Luis Barrios, uno de los curadores de la exhibición, considera que en este análisis, la UNAM funge como una suerte de síntesis, un momento-territorio donde muchas tendencias confluyen para dar cabida a una discusión más amplia. En su opinión, la universidad es testigo en primera fila del cambio de la noción de desarrollo en el arte al de identidad; lo cual se constata en el muralismo.

A partir de la muestra, podremos mirar el campus universitario como una ciudad-universidad que deja de representar las glorias derrumbadas del primer México post-revolucionario para convertirse en algo más; un símbolo que a su vez es intervenido constantemente por diversas corrientes de pensamiento (lejanas a su primera intención), que confluyen en su interior.

“Ciudad Universitaria puede ser vista como un gran transitable en diálogo permanente con el pasado, el presente y el futuro. Sin duda, lo mejor que tiene CU es su paradoja: un lugar que asume la lógica de transición de la autonomía de dos cuerpos en un mismo espacio. No sería correcto usar el adjetivo mítico, porque ciudad universitaria no está muerta, sino que todo este bagaje la convierte en un espacio profundamente vital, de intercambio social”, explica Barrios.

Las piezas que veremos aquí tienen la fuerza de la memoria, pues desde ellas se reactiva toda la potencia de lo que significan muchas cosas: los discursos vivos, las movilizaciones sociales y las estudiantiles. La idea de una muestra ambiciosa como ésta es presentar paisajes imaginarios para que desde la ironía el espectador construya sus propios paisajes.

Jorge Luis Tercero

El derrumbe de la estatua estará en exhibición hasta abril de 2015 en el MUAC. Informes: www.muac.unam.mx.