Del realismo de Flaubert a las sociedades de consumo: Notas para una educación (económico-) sentimental

“Consume, acumula, posee” son algunos de los imperativos con los que el capitalismo ha sobrepasado los ámbitos de la economía y la política, para moldear nuestra conducta, manipular nuestras emociones y la forma en la que nos relacionamos y valoramos tanto a las personas como a los objetos.

En la exposición colectiva Notas para una educación (económico-) sentimental, siete artistas mexicanos articulan conceptual y formalmente críticas a diversos sistemas de producción y consumo, que evidencian la volatilidad de la economía y sus repercusiones en la vida afectiva de las personas.

Se trata de una evocación de la idea “educación sentimental”, nacida en el siglo XIX en las páginas del realismo literario de Gustave Flaubert, que aludía a la suma de convenciones sociales y personales que prefiguraban la ética y sensibilidad de las personas ante lo que consideraban como propio, y que dieron como resultado una resistencia que se oponía a las hegemonías estéticas y políticas de su época.

A manera de una irónica bienvenida, la exhibición da inicio con la pieza Zúunin / Trabajo, de Andrea Medina (Oaxaca de Juárez, 1993), un tapete de lana negra y blanca que lleva escrita la palabra Zúunin en palo seco, sin rematar, que comúnmente se encuentra en los pisos de entidades corporativas. La pieza es una reflexión sobre la banalización que el trabajo agrario y artesanal sufren, al idealizar sus productos y considerarlos como objetos de élite.

De Omar Bocanegra (Ciudad de México, 1986), se muestran las esculturas cinéticas Elemento 4 y Elemento 6. La primera está conformada por un grupo de huacales que se activan cada 15 minutos, cuyas tablillas se mueven de forma estrepitosa; la segunda es un costal suspendido de arpillera verde, que se balancea constantemente.

Dos cabinas de teléfono descompuestas, celulares obsoletos, que sólo pueden reproducir imágenes paisajistas del pintor romántico José María Velasco, y una red confusa de cables conforman la instalación de Israel Urmeer (Ciudad de México, 1993), en la que se discurre sobre la manera en la que las telecomunicaciones han utilizado imágenes idílicas  reconocibles, con logotipos, para comunicar en los consumidores un ideario sentimental.

De la serie de esculturas legales, Miguel Camacho (Ciudad de México, 1990) critica directamente las políticas y trámites burocráticos de la industria cultural, que tampoco se salva de los efectos del capitalismo, con la pieza Educación fiscal.

Al fondo de la muestra, se pueden ver los trabajos de Carmen Huízar (Zacatecas, 1995): Aquí va a una fiesta un pastel Sanborns (nueva colección de pintura para conocido museo privado) y  Aquí va a una fiesta una colección de pintura. El primero es una serie de cuadros que emula diseños de pasteles exhibidos en tiendas de barrio y que pone en tela de juicio la conceptualización kitsch que atrae a las élites del arte; la segunda alude, con la reproducción de cajas para trasportar pasteles utilizadas por Sanborns, a las torres de cajas amontonadas en las tiendas, producidas por Andy Warhol.

La instalación Estirpe, de Natalia Millán (Ciudad de México, 1986), evoca  a través de tres piezas la práctica de envolver regalos para criticar la esencia en agonía del regalo como generador de vínculos afectivos. Por último, se muestran tres piezas de Cecilia Barreto (Ciudad de México, 1985): un textil, sin título; una pintura, también sin título; y la escultura Is Never Enough 12, en las que se representa, con los iconos de un toro en envestida y un oso en defensa, los valores hegemónicos del capital financiero de las bolsas de valores.

Kevin Aragón

Notas para una educación (económico-) sentimental permanece en exhibición en el Museo Universitario del Chopo, hasta el 18 de marzo de 2018. Consulta los horarios de visita en www.cultura.unam.mx.