En este punto sería imposible mentir, la mayoría de las presentaciones de libros o clases magistrales de una feria del libro son aburridas o perfectamente olvidables, a menos que se trate de una inauguración en donde súbitamente las palabras de Fernando del Paso irrumpan en la sala con una voz entrecortada (voz de sobreviviente), pero con un discurso implacable que deja a todos atónitos. Fuera de eso, los casos son raros.
Escribo estás líneas escuchando la pieza de música clásica “Ready to die” del excelso Notorious B.I.G., a 11 mil pies de altura en un avión tembloroso, mientras dos filas atrás de mí se encuentran sentados los caricaturistas Tania Camacho y Bernardo Fernández BEF, un par de rockstars de la historieta, una más sencilla y agradable que el otro, quienes en compañía del niño milagro, mejor conocido como Ricardo García Micro, ofrecieron una conferencia bastante concurrida (con increíble lleno total): “El cómic: leer lo que se ve”, en la recién concluida FILEY 2015.
En realidad, los cientos de chavitos que abarrotaron la sala Juan García Ponce del complejo dedicado a la lectura no llegaron ahí para ver al Lars Von Trier de la historieta mexicana, BEF, ni al dibujante de cómics gringos, Micro, sino a la creadora independiente Tania Camacho; quien se dio a conocer en redes sociales e internet a partir de su creación Jours de Papier, un webcómic que ilustra anécdotas propias y experiencias casi generalizadas de lo que es vivir en pareja para Tania y Esteban, los protagonistas de la historieta y de sus propias vidas.
Sin mencionar ni una pizca de todo el compendio de necias reflexiones que el no-caricaturista Edgar Allan Poe dedicó en torno a la unidad de sentido en un poema o en un relato, los caricaturistas discurrieron en torno a este tema pero en materia de arte secuenciado. El fuerte contraste entre la caricatura de autor –como la que han cultivado los moneros de la altura de Rius, Jis y Trino, entre muchos más–, los formatos autocontenidos del webcómic y el dibujar en Marvel y DC para las grandes ligas.
Micro casi no profirió palabra, se la pasó ensimismado viendo hacia la gente o hacia su tocayo el micrófono, alternativamente; BEF habló y habló de sus nuevos logros –como la publicación de su novela gráfica Uncle Bill–, mientras que Tania logró establecer una empatía con el público, que le preguntaba intrigado sobre el origen de sus días de papel.
El ojo atento pudo contemplar un fenómeno interesante en esta reunión de creadores de arte secuenciado, moneros, comiqueros o como prefiera llamárseles, un encuentro entre diversas generaciones de ellos, donde la implacable fuerza masiva del internet ya comienza a rebasar por mucho al formato impreso en la primera curva.
El caso de Tania Camacho es un gran ejemplo, muchos ya conocía su obra antes de saber quién era, todo gracias a Twitter, Facebook y blogs que transmiten de un lado a otro los pasajes cómicos de su vida en pareja. El nuevo reino de lo virtual, este Kingdom Come tanto para libros como historietas como para memes, imágenes del spam, archivos de audio y tantos productos del hombre moderno; un nuevo reino que para algunos viene sin mucha brújula y para otros ha sido una gran ventana para mostrar sus trabajo y lograr destacar.
Al final de la charla, BEF se declara fan de un webcómic llamado La tuya en vinagre, de un tal Sergio Neri. Tania Camacho se emociona y pregunta si se encuentra el dibujante entre el público. Se levanta un tipo sencillo, saluda y sonríe tímidamente, luego vuelve a sentarse.
Así es, amigos, retírense del frente que alguien quiere pasar, los nuevos creadores están entre nosotros, sentados discretamente, casi invisibles entre el público, mientras desde sus dispositivos lanzan al ciberespacio contenidos dinamita que ya están forjando nuevas leyendas. El futuro pareciera estar en la pantalla. ¿Será el fin de la historieta impresa tradicional como la conocimos los nacidos en los 80? Mientras tanto, el avión del arte secuenciado sigue su rumbo entre las nubes.
Jorge Luis Tercero