Un piso negro absorbe la blancura del recinto. Si los ojos se dirigen al escenario, es imposible volver la vista a otro lugar. Parece que el límite artificial del recinto atrapa toda la atención habida y por haber. Expresa un: “aquí estoy y no hay nada que puedas hacer al respecto”. La gente se aglutina. No tiene la menor idea de qué es lo que vaya a acontecer. Una señal prometedora.
Una docena de bailarines emergen de un lugar desconocido. Adoptan posiciones habituales: una mujer nada en el piso; un hombre contesta el teléfono; un par de sujetos dibujan formas desconocidas en la pared… ¿Qué diablos sucede? Es difícil discernir en dónde inicia el performance, y en dónde termina la locura cinética.
Galia Eibenschutz, creadora de este ejercicio teatral, aún no decide si desea mostrar únicamente el movimiento corporal, o exhibir la plasticidad de algún material. “¿Por qué no ambos?”, preguntaría algún espectador incauto. Eso es exactamente el cimiento de Especies endémicas. Un año de encuentros sabatinos; combinar los patrones de danza con la expresión inconsciente del dibujo.
El acto remite a un escena teatral contemporánea: Dance, Dance, Dance. En esta pieza, los bailarines pretenden imitar fotogramas de películas conocidas, como Naranja Mecánica. Es imposible no vincular a ambas presentaciones. Por un lado, Especies endémicas pretende fusionar elementos tan cotidianos –como la danza y el dibujo–, en manifestaciones excéntricas; por otro, Dance, Dance, Dance proyecta la necesidad de clasificar y exteriorizar el discurso cinematográfico. En las dos coexiste un hambre por expresar integralmente el sentimiento humano.
Una pared negra absorbe los trazos instintivos de los actores; frágiles líneas se imprimen: recuerdan a algún animal primordial, como los trilobites. Cada cual vive su espacio como un lunático distanciado de la realidad. El ritmo ordenador, el único elemento conocido para el espectador, conduce el trabajo como un arquitecto invisible. Al final, dentro de la irracionalidad del dibujo-danza irrumpe el discurso verdadero: la emoción incrustada.
Mauricio Maldonado
Especies endémicas. Un año de encuentros sabatinos se presenta hasta mayo en el Museo Universitario del Chopo. www.cultura.unam.mx