Desde el segundo día de observación dentro de las instalaciones de El Eco, el artista jalisciense Javier M. Rodríguez supo lo que quería hacer. Así, tras una labor intensa, en la que ya se sentía casi un habitante del museo, su idea se concretó en la instalación La terquedad de las cosas.
“He venido ocho veces en tres meses y he grabado material que ni siquiera voy a usar. La idea surgió rápido, pero encontrar esos instantes y espacios adecuados tardó un poco más. Lo que trabajé aquí son bloques o pedazos de tiempo”, explica M. Rodríguez con respecto a su video-instalación en el Museo Experimental El Eco.
Como antecedente de todo esto, en algún pasaje de su libro Materia y memoria, el teórico Henri Bergson señala que la memoria recoge y conserva todos los aspectos de la existencia. La concepción de la memoria en este autor francés fue radicalmente nueva, según él no vamos del presente al pasado, de la percepción al recuerdo, sino del pasado al presente, del recuerdo a la percepción, dicho de otra forma:
“Continuidad en el cambio, conservación del pasado en el presente, verdadera duración”, dijera el mismo Bergson, autor a partir de cuyos planteamientos M. Rodríguez fundamenta su trabajo.
Percibir el tiempo desde El Eco
Ubicada en la Sala Daniel Mont, la muestra La terquedad de las cosas invierte los espacios desde las nociones de duración y simultaneidad, para permitir que lo exterior que rodea al recinto pueda penetrar al interior de la imagen en un delirante juego de in/out. Todo esto para cristalizar visiones en instantes que se reproducen desde la luz, desde los proyectores y las diapositivas.
Inspirado en las especulaciones trazadas por los teóricos de la percepción, el artista se propuso video-grabar distintas áreas del museo y alrededores, con el fin de generar distintas miradas en torno al espacio; filtrando de tal modo en la mente del transeúnte una suerte de analepsis de lo que acaba de experimentar en la calle, antes de llegar a la sala que contiene la obra.
El conjunto de piezas que ha montado M. Rodríguez en el museo consiste, principalmente, en una proyección de las rejas del museo que permite ver la calle corriendo en diferentes velocidades temporales; donde cada barrote representa un segmento de tiempo.
La segunda proyección muestra la columna amarilla, emblema del museo, sobre la que se lee el famoso “Poema Plástico” de Mathias Goeritz, pero a partir de diversas transiciones de tiempo, sombra y luz. La tercera parte de la exposición consiste en una secuencia de diapositivas que revela las diferentes temperaturas y grados de luz, metáfora de instantes, que M. Rodríguez captó a partir de varios meses de fotografiar unas pequeñas ventanas del museo.
En diálogo con Goeritz
A partir de la instalación de sus videos y fotogramas en la arquitectura del recinto creado por el artista Mathias Goeritz, Rodríguez amplía los dispositivos de percepción del lugar.
Para trabajar en El Eco y con el fin de establecer un puente con el espacio, el artista partió de una idea purista a nivel técnico, la cual consistía en no traer nada de fuera: “Generar todo el contenido desde mis videos a partir de la arquitectura y las mismas estructuras del lugar. Sólo tocar las cosas con luz”.
Si entendemos espacios como El Eco desde una lógica temporal, de aislar las cosas en bloques de realidad, según M. Rodríguez, encontraremos que todo esto está propiciado por las estructuras físicas y las formas de esa Arquitectura Emocional que desarrollara Mathias Goeritz:
“Goeritz abogaba por un empirismo y una interiorización; al mismo tiempo intentaba propiciar espacios para ir hacia adentro. Con ese antecedente, creo que en la exposición lo que se genera es una reflexión que nos recuerda cómo en un museo no vas a encontrar nada diferente de lo que ya existe afuera; vas al interior del museo para entender el exterior. Todas las videoinstalaciones remiten a cosas que están afuera, las diversas capaz de realidad y elementos que conforman la vida cotidiana de las calles, vistas desde otro ángulo. Todo integrado en una mirada que va de afuera hacia adentro y de adentro hacia afuera”.
De tal modo, La terquedad de las cosas, nombre que resulta una metáfora para nombrar la obstinación del espacio, es una muestra que se propone denunciar la tiranía del espacio y del tiempo, inevitables compañeros de viaje de la humanidad.
Jorge Luis Tercero
La muestra fue curada por David Miranda y se exhibirá hasta el 2 de agosto en el Museo Experimental El Eco. Consulta horarios de visita en www.cultura.unam.mx.