Alguna vez existió un poderoso ferrocarril que con su trueno furioso de máquina imparable cimbró los alrededores de Nonoalco-Tlatelolco. Todo esto sucedió en los últimos días de la desaparecida Ferrocarriles Nacionales de México, mucho antes de que se construyera el conjunto habitacional que ahora se encuentra en esa zona. Un poco de esa época, de una urbe llena de trenes, vías, trabajadores y talleres desaparecidos, sobrevivió al olvido gracias al trabajo realizado por el escritor y fotógrafo Juan Rulfo, quien durante algún tiempo se dedicó a retratar la vida cotidiana de los ferrocarrileros en las vecindades de la colonia Guerrero, espacio que habitaron alguna vez.
Rulfo y los trenes
Armado de una cámara Rolliflex 6×6, Rulfo capturó alrededor de ciento cuarenta miradas silenciosas extraídas de esa zona, casi tarkovskiana, donde se concentraba la gran pobreza en que vivían los maquinistas y jubilados, quienes edificaron precarias viviendas en furgones y vagones derruidos. Asimismo, el autor de Pedro Páramo también inmortalizó en imágenes la ex Aduana de Santiago, las estaciones de Tlatilco, Peralvillo, Lerdo y Tacuba.
La muestra En los ferrocarriles: Juan Rulfo, fotografías reúne 62 imágenes captadas durante el rodaje del documental Terminal del Valle de México, que realizara el cineasta Roberto Gavaldón, quien por encargo de Ferrocarriles Nacionales de México se sumergió acompañado de su equipo de filmación en el caos que generaba la terminal en la colonia Guerrero.
Entre las fotos de Rulfo, nos reencontramos con el testimonio de las vecindades que poblaron alguna vez la colonia Guerrero. Contrario a lo que pudiera pensarse de un escritor renombrado que al mismo tiempo cultivó el arte de la fotografía, “Rulfo no fue el fotógrafo aficionado que tomaba aquello que veía sorpresivamente en la calle…, era un fotógrafo profesional”, señala Víctor Jiménez, director de la Fundación Juan Rulfo.
La foto en el texto
Antes de haber sido reconocido por la intelectual Susan Sontag como “el mejor fotógrafo latinoamericano de su momento”, antes también de los llanos en llamas o del eterno retorno a Comala, Rulfo publicó su primera fotografía a la edad de 17 años. Se cree que una de las mayores influencias de este escritor detrás de la lente fuera el estadounidense Wolker Evans, quien se consagró con sus retratos sobre la Gran Depresión.
De igual modo, la pasión por la fotografía es algo que permea la obra literaria de Rulfo, en textos como Paso del Norte y El llano en llamas; de este último viene a nuestra mente, el pasaje que narra el descarrilamiento de un tren. Además del mundo ferroviario mexicano, el escritor hizo fotografías de arquitectura, paisaje, retratos y tomas de la vida cotidiana en la Ciudad de México.
Muchas de las imágenes de Rulfo provienen de trabajos que en la mayoría de los casos estuvieron relacionados con la producción cinematográfica. Otros se vinculan a pedidos que le hacían, por ejemplo, para la Comisión del Papaloapan que se creó con el fin de construir una presa; para este proyecto Rulfo realizó una amplia serie de fotos de Oaxaca, quizás las más conocidas de su tarea fotográfica. En ellas aparecen sobre todo músicos e instrumentos musicales, asimismo existen otras de menos circulación que giran en torno al mundo de la danza.
Al pasar la mirada entre las vías, trenes y trabajadores que Rulfo documentó desde su lente se puede advertir ese corte no tan explícito entre los dos Rulfos; en su obra fotográfica, los murmullos de los fantasmas de Comala se transforman en los ecos rescatados de una urbe a punto de desaparecer para renacer en otra cosa.
Jorge Luis Tercero
La muestra En los ferrocarriles: Juan Rulfo, fotografías se exhibe en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco. Consulta los horarios de visita en www.cultura.unam.mx.