La virtud de la inexperiencia: La ópera de los tres centavos

En mi preparatoria era obligatorio que todos los estudiantes de cuarto participaran en el concurso de teatro que se organizaba cada año. No será una sorpresa si digo que muchas de las obras terminaban en montajes lamentables, no sólo por la inexperiencia de los participantes, sino sobre todo por la falta de pasión: no creo que haya sido la mejor idea obligarnos a participar, con el riesgo de reprobar la materia de Lengua española. Por otro lado, no todo terminaba en actuaciones exageradas o adaptaciones pobres; los que conseguían identificarse con el texto o los personajes, con cualquier cosa, suertudos ellos. A menudo, lograban ofrecer representaciones decentes e incluso buenas.

En el Festival Internacional de Teatro de la UNAM de este año tuve la oportunidad de regresar a esos lejanos meses de mi adolescencia, gracias a la compañía Areté, compuesta de puros estudiantes de bachillerato. Su montaje de La ópera de los tres centavos me evocó todo lo anterior, pero sobre todo a los compañeros que conseguían hacer representaciones admirables que no parecían hechas por gente joven, sino por personas más experimentadadas. En este montaje, ocurre lo mismo. Los números musicales, parte central de la obra, son bien ejecutados, la escasa escenografía disponible es usada con inteligencia y el trazo escénico es bien calculado, la mayoría de los actores hacen un buen papel y están bien caracterizados.

No puedo mentir y conceder que haya sido una representación impecable: algunos actores dejaban que desear, el sentido del humor rayaba a veces en lo burdo y la iluminación simplemente no favorecía. Sin embargo, es mayor mi reconocimiento por un trabajo bien hecho, sobre todo si consideramos el gran peso que debían cargar en sus espaldas: la inexperiencia. Contra todo lo malo que pude haber señalado en esta breve nota (más nostálgica que crítica), cabe confrontar una virtud que veo en esta puesta y que me ha dado la empatía de también haberme enfrentado, joven y poco diestro, al caprichoso gusto de los espectadores: el entusiasmo. A muchos profesionales les convendría aprender esto de los inexpertos.

Pedro Derrant

La ópera de los tres centavos fue la obra ganadora en la Categoría “A” del Festival Internacional de Teatro Universitario 2015-16. Se presenta del 25 al 28 de febrero en el Teatro Santa Catarina. Consulta los horarios en www.cultura.unam.mx.