¿Sientes que no encajas? ¡Encuentra a tu tribu! Exprésate. Atrévete a ser. ¿Te atreves?
Charlar con algunas de las figuras que compartirán escenario en la cuarta edición de Música Contra el Olvido de CulturaUNAM es encontrarse con esas palabras, con el talante de estar bien plantado, de sentirse cómoda dentro de la propia piel.
“Lo más increíble en la vida es que te atrevas a vivir tu propia verdad”, sostiene en entrevista Niña Dioz, una de las voces queer más potentes de la escena rapera mexicana, oriunda de Monterrey. “El mensaje es que cada persona se sienta celebrada, bienvenide, y no se discrimine a nadie por su sexualidad o su género; por si te gusta el rock o el punk o el rap. Mi deseo es crear una comunidad en donde personas diferentes puedan encontrar algo en común y celebrar en un espacio seguro, en donde puedan sentirse a salvo”.
Sentirse a salvo. Una necesidad que atraviesa también la presencia en el escenario de La Bruja de Texcoco: “El enemigo no es nadie más que el machismo; es el mundo hecho por y para la heteronorma. Lo que quiero es mostrarme a través de mi música, sin miedo a que alguien me violente. Quiero que más gente como yo salga a la calle y sean quienes son, nada más”, expresa la cantautora y multiinstrumentalista trans.
Ambas artistas comparten el cartel 2022 con –entre otras figuras- mujeres fuertes de la escena del hip-hop: Hispana –de Monclova, Coahuila- y la estadounidense Snow Tha Product –nacida en California, de padres mexicanos-, quien a tres lustros de haber iniciado su carrera ha colaborado con artistas de peso en Estados Unidos, como Snoop Dog, y se ha convertido en referente LGBT+.
Todas ellas alternarán con un icono del spoken word y artista polifacética de la escena no wave neoyorquina de finales de los 70 y los años 80: Lydia Lunch. Figuran también el cantautor duranguense ElArturo, los beats mágicos de Changora Drums, la electrónica de AAAA, las vibraciones y sonidos alterados de evocación chamánica de Kumantuk Xuxpë, así como las fusiones variopintas de L’Orchestra Sonidera Losthemás, Suadero Soundsystem, Mint Field y Banda Donají.
Serán tres días en los que artistas de las escenas del hip-hop, el rap, géneros urbanos y fusiones, que van de lo regional a lo alternativo, se reunirán para sonar fuerte, del 14 al 16 de octubre en el Estacionamiento 3 del Centro Cultural Universitario, como parte del Festival CulturaUNAM y con entrada libre. Tres días en los que la diversidad suena en libertad, en unión entre tradición y contemporaneidad, en la creación de artistas que se desplazan entre territorios. Una invitación a desdibujar los límites de género y de géneros musicales, y a vibrar alto tras el confinamiento sanitario. ¡A festejar el cuerpo propio, sentirlo y bailar!
La batalla por ser
Voces como Hispana, La Bruja de Texcoco, Niña Dioz y Snow Tha Product han abierto camino y enfrentado actitudes hostiles, sólo por ser y su deseo de ser y de expresar su ser.
Las raperas en un territorio que hasta hace pocos años en México era cosa de hombres y que, si bien comienza a experimentar una apertura hacia el talento femenino, aún se ve entintado de machismo y de fobias a la diversidad sexual.
“Siempre hubo comentarios de qué hacía ahí una niña como yo, que tenía 14 años cuando comencé a rapear”, comparte Hispana. “Para mí era importante que las mujeres fueran aceptadas, y sé que lo que viví ha servido a otras chicas a animarse a hacer su música, para abrir ese espacio que debería estar naturalmente abierto”.
Hispana ha compartido esa batalla por ser -además de algún proyecto musical- con Niña Dioz, quien comenzó a grabarse a sí misma, rapeos incipientes, cuando era una niña de 10.
“La escena femenina va en crecimiento”, admite Niña Dioz. “Hace más de 10 años éramos contadas, ahora hay bastantes propuestas y cada vez se abren más espacios, como éste en la UNAM, que considera a artistas que hemos trabajado duro. Hay festivales que a veces sólo quieren cumplir con una cuota y el 90 por ciento son hombres”.
La rapera regia recuerda que en un inicio recibía ataques en redes sociales por ser lesbiana. “Cyberbulling. En un inicio era difícil tocar en lugares en donde era la única mujer y, si había chicas, eran las novias de algunos raperos; mucha gente se enfocaba en mi sexualidad o en cómo me vestía, en si encajaba no en el estereotipo de una mujer dentro del hip-hop. Fueron barreras que tuve que ir derribando”.
El público ha evolucionado con el tiempo, observa. “Se nota la apertura mental que se tiene en esta música urbana de hombres y de machos; ahora vemos a un Bad Bunny que celebra la diversidad, un reguetonero que besa a un bailarín en el escenario; eso habla de qué tanto han cambiado las cosas y de que las nuevas generaciones no están tan cerradas en los estereotipos de antes”.
Para La Bruja de Texcoco también ha sido un camino arduo. Posee una sólida formación académica que dirigió hacia las músicas regionales. Viajó por el país para aprender de los maestros tradicionales y, con su buena técnica, no le fue difícil abrirse un lugar en el diálogo entre ejecutantes. Pero después de realizar su transición de género, sabe que la música no le impide pasar por juicios que nada tienen que ver con el arte. “Me he generado una identidad como intérprete. Con el arpa, muchos músicos huastecos me conocen de antes, para ellos soy un músico”.
Se considera una persona que siempre está en el borde, en alguna frontera. Pertenece a diversos círculos pero en ninguno está cien por ciento, dice. Está en donde se siente a gusto, querida y aceptada, y en donde puede crear.
“Mi proyecto tiene dos pilares de identidad: como mujer trans y como mexicana. Pero la identidad tienes que vivirla: las juventudes tienen que vivirlas. No tienes que decir: me identifico con esto o lo otro, sino encarnarlo y darte cuenta si eres parte de esa esencia”, señala.
El 16 de octubre La Bruja de Texcoco entregará composiciones propias que hablan de su experiencia de transición, de sus viajes y de sentimientos. “Estoy muy emocionada por este concierto, es una bendición compartir mi música con tantas personas, que vean que gente como yo no hacemos nada más que estar aquí viviendo lo mismo que los demás; normalizar mi experiencia de vida”.
Es así que Música Contra el Olvido, fiesta sonora que surgió en memoria del 2 de octubre de 1968, despliega ahora el mensaje urgente de afirmar el respeto a los otros, las otras, les otres, en toda su diversidad, su derecho de ser y de expresarse con creatividad.
“Hay que atreverse a hacer lo que a uno le apasiona, lo mío es hablar de lo que veo”, comenta Hispana. “Veo un mundo hostil, violento, sin empatía; un mundo donde ya no nos preocupamos por el otro”.
Ha preparado un espectáculo especial, asegura. “Lo es porque definitivamente tocar en la UNAM es un referente para nosotros, los artistas urbanos. Será algo con mucho poder, mucho rap duro; será un show especial este 15 de octubre”.
La Niña Dioz promete un show “muy prendido” ese mismo día, con percusiones y bailarines, para elevar la energía. “Me emociona muchísimo tocar en la UNAM porque es un espacio muy progresista, en donde se han dado importantes movimientos estudiantiles, y Música Contra el Olvido celebra eso: la libertad de expresión”.
Tras una eliminatoria que tuvo lugar en los Colegios de Ciencias y Humanidades, se podrá ver también la final de la Guerra de Bandas. El programa completo de los conciertos se puede consultar en la página: festival.culturaunam.mx.
María Eugenia Sevilla