Ben Vautier, artista visual francés nacido en Italia, es un creativo “fluxus antes de fluxus; conceptual antes de lo conceptual; pop mucho antes de lo pop”. Alguien que se pregunta de muchas formas posibles qué es el arte y qué significa ser artista, animándose a responder con ironía e irreverencia, mediante el uso de una caligrafía muy personal. “Sus palabras no sólo dicen cosas, hacen cosas”. Esta es la visión de Ferran Barenblit, curador de la primera exposición retrospectiva en Latinoamérica de un personaje que se reinventa a sus 87 años de edad y le sonríe nítidamente a la vida. Un ser humano cuestionador del mucho ego del artista.
El Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC) hospeda hasta el 2 de abril de 2023 un poco más de 350 obras de Vautier en la exposición titulada La muerte no existe, que abrió al público el primer día de octubre después de una animada sesión de preguntas y respuestas con el artista, enlazado por medio de video desde su hogar en Francia.
Inaugurada en el marco del primer Festival CulturaUNAM, se trata de una muestra que comprende seis décadas de su trabajo y que da cuenta, a decir del propio Barenblit, de una labor apasionante. “Está repleta de material que nos invita a interactuar, reflexionar y, de alguna manera, a hacer un paseo por la historia del arte, gracias a que en ella hay anclajes que encajan perfectamente con ciertos momentos de esta historia”.
Pinturas, esculturas, grabados, dibujos, documentación de acciones y textos se distribuyen en las salas 1, 2 y 3 del museo. Mucha de su obra tiene un carácter lúdico a la par que incita a la reflexión. Arte y vida en consonancia.
La particular grafía de Vautier atraviesa toda la exposición, la cual se lee en diversos idiomas: español, francés, inglés, chino y náhuatl. Multiculturalismo que envuelve. Una línea del trabajo del artista parte del reconocimiento de las culturas del mundo versus el eurocentrismo colonialista. Quien además de haber sido crítico de arte, poeta, fotógrafo, pintor y editor de libros, es sobre todo un vanguardista que cuestiona la compleja realidad tan escasamente leve y cálida.
El visitante a esta muestra podrá dirigir su mirada a los diferentes textos que hacen repensar el sentido del arte. Se encontrará de golpe con objetos que le serán familiares, pero que aquí se disponen y enlazan de una manera provocativa con admirable naturalidad. Se observan esculturas que remiten a los ready-mades de Marcel Duchamp, marcos y espejos, videos y fotografías de sus performances.
En la charla inaugural de la exposición, Amanda de la Garza, directora general del museo, dijo que Ben Vautier es un adelantado a su tiempo y que para el MUAC la exposición es relevante ya que marca el retorno después del largo invierno que fue la pandemia para las instituciones culturales.
Por su parte, el embajador de Francia en México, Jean Pierre Asvazadourian, lo consideró como uno de los artistas más emblemáticos de su nación. “Detrás de la sencillez de su representación artística, se manifiesta la verdad de su profundidad expresiva… Su exigencia desde muy joven es que cualquier obra de arte debe ser capaz de producir una emoción y una reflexión. No se trata de crear solamente placer para los sentidos, sino de constituir una materia sensible que suscite una inquietud en el espectador”.
En compañía de Eva Vautier, hija del artista y coordinadora de su catálogo razonado, y de Eugenio Madero, miembro del Patronato MUAC, Barenblit se dijo convencido de que Ben es verbo, ya que sus palabras no sólo enuncian, sino que son la acción misma. “Su persona está en el centro de la acción”.
Ben Vautier, siempre de buen humor y disfrutando pausadamente de un tequila, argumentó que desde un inicio se ha propuesto en sus diferentes proyectos abolir el ego en su trabajo artístico. Aludió a que creadores como John Cage y Bertolt Bretch intentaron eliminar el ego, lo que va en contra de la lógica de los artistas tan insistentes en que prevalezca un Yo.
Aclaró que a pesar de que proviene de una familia de pintores, a él no se le dio bien ese talento, por lo que ideó hacer textos y, a través de una muy singular caligrafía, plantear preguntas.Una primera interrogante que él mismo se hace al inicio de la exposición es “¿Qué hago yo en México?”. Para obtener la respuesta, el espectador habrá de recorrer de punta a punta la exhibición, donde con irreverencia e ironía el artista, que no se dispone a morir sin antes ser visto, tratará de convencerle de paso que en mucho del arte no hay más que ego. Eso es lo que dice Ben Vautier con buena caligrafía y sin pizca de soberbia.
René Chargoy Guajardo
La exposición La muerte no existe, de Ben Vautier, se exhibe en el MUAC hasta el 2 de abril de 2023. Más información en cultura.unam.mx.