Sudáfrica, entre 2006 y 2011, el juicio de Zuko, acusado de la violación y el asesinato de Savannah. Esta anécdota es la columna vertebral de la obra de teatro Straight, que tiene como tema las violaciones correctivas perpetradas en contra de lesbianas con el estúpido pretexto de poner “en el camino correcto” a estas mujeres que supuestamente ignoran la heterosexualidad.
El Centro Universitario de Teatro y Teatro UNAM presentan la obra del actor, director y dramaturgo francés Guillaume Poix, con traducción de Manuel Ulloa Colonia, bajo la dirección de Mariana Gándara. El tema del montaje es la homofobia en Sudáfrica y la violencia contra las mujeres en cualquier sociedad, así como el resurgimiento del racismo en un país que se pensaba había superado ese lastre.
Sobre una escritura hecha de ida y vuelta, Poix retrata una realidad abyecta: las mujeres asesinadas por haber amado a otras mujeres ahora son un coro de fantasmas que mira por encima de la habitación su propio juicio. Sus voces son un himno al amor y al deseo.
El autor vivió en Sudáfrica seis meses en 2011, y es allí donde por primera vez escribe teatro. Recuerda con gran emoción, desconcierto, incredulidad y vergüenza algo cercano al escándalo, cómo se enteró de ese crimen al que llamaron sin recato de ninguna índole “violación correctiva”.
En 2012, a su regreso a Francia, escribe una primera versión a la que titula Le Droit Chemin, y que solo se parece muy parcialmente a Straight. Estaba fascinado por la contradicción de la sociedad sudafricana: leyes progresistas a favor del respeto a los derechos humanos de las “minorías” por un lado, y comportamientos y creencias bárbaras por el otro.
Abandona el proyecto por un año y medio, sin poder terminarlo. Tenía la impresión de traicionar a esas mujeres que había elegido para contar de su existencia, al hacer de esta una tragedia romántica o, peor aún, anecdótica o incluso estetizar su calvario. No se atrevía a escribir nada. Se hallaba, según sus propias palabras, rodeado por lo real y la pobreza de lo que estaba tratando de describir. El miedo y el desaliento fueron seguidos por el disgusto y la ira. Volvió a trabajar y completó el texto en febrero de 2014.
Cuando entendió esta pieza, dejó sus miedos y se dijo que Eudy Simelane, Sizakele Sigasa, Salome Masoa y Noxolo Nogwasa, así como todas las demás mujeres anónimas y víctimas de los mismos abusos, tendrían, al menos, una estela de papel. Pensó que era lo menos que podía hacer con sus débiles armas como dramaturgo. Para Poix nada está terminado y todo comienza de nuevo: la violación correctiva es una práctica que aún continúa hoy en día. “Cerramos el libreto y el drama continúa”.
La estructura de Straight incluye un prólogo y siete partes divididas en escenas. Las siete llevan el nombre de los colores simbólicos de la comunidad gay: púrpura para la mente humana, índigo para la armonía, azul para el arte, verde para la naturaleza, amarillo para el sol, naranja para la curación, rojo para la vida. Estos colores se superponen con los de la bandera sudafricana.
Los personajes: siete mujeres (cuatro de ellas realmente existieron y son identificables), el juez, Zuko el violador, su abogado, el fiscal y un profesor universitario. Diálogos con un lenguaje directo, concreto, trivial. Lenguaje poético y metafórico para los pasajes que describen el deseo de estas mujeres. Un coro de fantasmas desde lugares rotos (mujeres que murieron como resultado de la violencia de la que fueron víctimas). Una mezcla de belleza de los destinos singulares y la gravedad del sujeto social, a la manera de la bandera del arco iris, símbolo universal de tolerancia y diversidad.
Por esta obra publicada en 2014 por Théâtrales, Guillaume Poix fue laureado en los Journées de Lyon de los Théâtre Authors.
René Chargoy Guajardo
Straight se presenta de jueves a domingo en el Foro Sor Juana Inés de la Cruz hasta el 7 de diciembre. Más información en www.cultura.unam.mx.