Decenas de jóvenes mexicanos, estadounidenses y latinoamericanos, hicieron fila para acceder a la Sala Nezahualcóyotl. Reían, platicaban o entonaban con sus voces las piezas que se escucharían por la noche para el cierre del primer Festival Internacional de Coros Universitarios (FICORU), convocado por el Programa Coral Universitario.
Sobre el proyecto del programa universitario, su coordinadora Ana Patricia Carbajal, explicó que las puertas están abiertas para toda la comunidad: alumnos, profesores y trabajadores. Agrupaciones como el Coro de la Facultad de Ciencias Políticas, de la Escuela Nacional de Trabajo Social, de la Facultad de Filosofía y Letras, así como de las facultades de estudios superiores, entre otras, dan vida a un esfuerzo que renació hace 18 años.
Los coros de la UNAM son espacios donde muchas veces se trabaja con gente que se acerca a la música por primera vez. El objetivo es recordar que todas las voces son perfectibles, todos podemos cantar, según explicó Carbajal.
El día a día de un joven en algunos de estos coros requiere mucha disciplina y entrega. Para Ana Patricia Carbajal, quien lleva 15 años en el proyecto coral de la UNAM, lo más importante es brindar a la gente la seguridad de que su voz está lista para salir a comunicar algo, expresó, momentos antes de la clausura de la primera entrega del festival.
Más de 450 voces de coros universitarios se reunieron en la Sala Nezahualcóyotl durante la clausura del festival. El repertorio coral transitó de la música folklórica mexicana, a la cubana, la venezolana, el góspel, entre otras sorpresas.
Además de las agrupaciones del programa coral universitario, se contó con la participación de universidades invitadas, nacionales e internacionales: como el Coro de Cámara UDLAP, de la Universidad de las Américas de Puebla, Vox Populi Project, de la Universidad Veracruzana, el coro de la Universidad Panamericana, el Coro de Cámara de la Universidad de las Artes, de la Habana, y el coro Pembroke Singers de la Universidad de Carolina del Norte.
Al iniciar el programa, algunos coros cantaron con sus respectivas universidades, después vino una dinámica donde los integrantes se mezclaron para unir sus voces en talleres (A, B y C), formados previamente para el concierto de clausura.
El taller A, a cargo de María Felicia Pérez, se enfocó en los sonidos del Caribe, con piezas como “El bodeguero, nana”, “Siyahamba”, “Si de noche ves que brillan las estrellas” o el “Son de la loma”. El taller B recuperó canciones tradicionales de Venezuela, como “Allá va un encobija’o”, “El campo está florido”, “Luna de Margarita”, “Olvido” y “Oriente es de otro color”, por las que su directora María Guinand fue ovacionada.
En un ambiente al estilo Harlem neoyorkino, el Taller C, dirigido por José Rivera, se transformó en un coro religioso, cuando el tenor Aaron Brown, del coro Pembroke Singers de la Universidad de Carolina, conmovió a la audiencia con su solo en “He’ll make a way”. En otro de los momentos más vibrantes, la contralto Leisha Jones, también estadounidense, deleitó con un solo religioso en la canción “City called heaven”.
Al final, todos los coros se sumaron al canto colectivo para estrenar “No acabarán mis flores”, pieza inspirada en la poesía de Nezahualcóyotl y compuesta por Aquiles Lázaro para la clausura de este primer FICORU. La obra fue concebida pensando en la percusión del huéhuetl, tambor americano usado por los mexicas y otras culturas mesoamericanas.
Jorge Luis Tercero
Para mayor información sobre el Programa Coral Universitario escribir al mail: procoral@unam.mx