Las pasiones del hombre: caóticas, sucias, violentas. Las pasiones humanas bailan de modo grotesco, sin orden ni razón hasta que alguien, en algún momento, nos pone una venda en los ojos y entonces, del caos nace la belleza. Las obras de William Shakespeare revelan la belleza de lo repugnante y los temas que se abordan no pierden vigencia, su carácter atemporal se hace evidente una y otra vez.
El deseo, la envidia y los celos son emociones universales que trascienden épocas y que pueden apreciarse tanto en la Inglaterra del siglo XVI como en el México contemporáneo, aunque las situaciones tengan sus particularidades. Sin embargo, quizá por el estatus de “clásico indiscutible” que Shakespeare ha alcanzado, su obra se ha revestido de un halo de solemnidad que sobra.
En la adaptación más reciente de la obra Medida por Medida, el director Mauricio García Lozano presenta una propuesta en la que ha optado por descorrer ese velo de solemnidad y proyectar un Shakespeare mundano: “Hay que quitar la solemnidad a Shakespeare, él habla de nosotros, es nuestro”. La obra original tiene al mismo tiempo la profundidad moral de una tragedia y la simpleza de una comedia, por lo cual es difícil para los críticos de hoy en día registrarla como una o como otra. García Lozano es consciente de esa situación y logra mantener ambos tonos sin demeritar la obra.
De la mano de los actores, que mantienen la tensión entre el drama y la comedia hasta el final, la adaptación presenta personajes entrañables y provoca carcajadas en múltiples ocasiones que nos hacen pasar un buen rato con un sutil humor “a la mexicana”. Sin embargo, esto no significa que la puesta en escena sea simple, de hecho, al no ser una obra de las más famosas del autor inglés, es difícil controlar la recepción del público. Es una pieza que obliga a pensar, que alimenta el espíritu y que hay que asimilar a detalle para no perder la profundidad de los tópicos que expone: la vida y la muerte, el perdón y la piedad, la ley y la justicia.
Estos conflictos se desbordan en el microcosmos que es la ciudad de Viena, de férreas e incumplidas leyes, donde el Duque, que tiende a gobernar blandamente, ha delegado todo su poder en Ángelo, caballero conocido por su rectitud y corazón de acero. Para observar cómo van las cosas en su ausencia, el Duque pasa la mayor parte del tiempo disfrazado como Fray Ludovico, que al darse cuenta de lo lejos que ha ido Ángelo en su intento por legitimar su poder, tratará de solucionar el embrollo de la mejor manera posible. ¿Hasta qué punto se cumple la justicia si está en manos del hombre? Si todos somos frágiles y vulnerables a las tentaciones, ¿cómo es que nos regimos por leyes hechas por hombres igual o más frágiles que nosotros mismos?
Paralelamente, Claudio, hermano de una novicia de nombre Isabela, se encuentra condenado a muerte por ser considerado un “fornicante”. Él se aferra a la vida: “Si el fin de toda vida es la muerte, ¿no es entonces una locura aferrarse a la existencia? Y sin embargo, lo hacemos, nos aferramos a una vida que quizá no vale la pena ser vivida, pero a la que tampoco estamos dispuestos a renunciar”. En ese deseo desesperado por vivir, Claudio es capaz de pedir a su hermana que sacrifique lo más valioso para ella, que se prepara para consagrarse a Dios: su castidad. La vida de Claudio depende de ella. ¿Cuál sería el pecado más grande: manchar su honor o dejar morir a su propia sangre?
“Con la vara que has medido, con esa serás medido”, enuncia Jesús en el Nuevo Testamento. Así los habitantes de Viena, entre los que no hay ni un héroe ni un inocente, serán medidos al final por la justicia. Viena es un lugar oscuro y viciado, donde la “sabiduría” se obtiene a un paso de la muerte.
Así, entre enredos, coreografías, máscaras, personajes entrañables por su simpleza y monólogos musicalizados, el espectador puede disfrutar de un Shakespeare para todos, en una obra que es para el crítico Harold Bloom: “descendiente de Hamlet y predecesora de Otello”.
Eleonor González Roldán
Medida por Medida se presenta en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón del CCU del 6 al 23 de octubre. Consulta horarios en www.cultura.unam.mx.