Confinamiento que deriva en la frustración de los seres vivos. Bebés arrebatados de sus madres. Deterioro físico y mental que se desarrolla entre rutinas, consecuencia del nulo respeto por la existencia de otras especies. De la caza a la inseminación. Piscinas repletas de agua no pueden compararse a la inmensidad del océano; entrenadores amenazados juegan día a día con su integridad; seres limitados a obedecer se acercan a un estado de esclavitud en pro del “entretenimiento”.
Blackfish es un documental estadounidense que nos adentra en el mundo de las orcas en cautiverio. Revela las precarias condiciones en las que empresas dedicadas a espectáculos acuáticos, como SeaWorld, mantienen a estas criaturas, consideradas sumamente emocionales, astutas y con sistemas de convivencia complejos.
La película pone sobre la mesa un debate en el que la bioética juega un papel sustancial; entendida como “la ética de las relaciones entre seres humanos con la naturaleza” y como “la ciencia de la supervivencia y puente hacia el futuro”, de acuerdo con el filósofo Fritz Jahr en 1927 y el bioquímico Van Rensselaer Potter en 1970, respectivamente.
Esta perspectiva es consciente de la progresiva destrucción de los elementos que hacen posible la vida en nuestro planeta. Por lo tanto, pretende establecer un vínculo entre la cultura científica y la humanística-moral. La ética no puede limitarse a los actos entre humanos, sino que debe extenderse al conjunto medio ambiental y a la intervención del hombre sobre la vida en general.
Gabriela Cowperthwaite, directora de la cinta, expone casos en donde las orcas se muestran violentas, capaces de asesinar. Así, logra penetrar en la consciencia del espectador y que éste se cuestione sobre las consecuencias del cautiverio. ¿Dicho aislamiento influye en los niveles de agresividad de los animales?, ¿la sociedad legitima este maltrato como resultado de la información tergiversada que ofrecen estos centros?, ¿es legal permitir la inseminación de orcas en un ambiente hostil?
Miriam Domínguez
Blackfish se presentó recientemente en la Sala Carlos Monsiváis del Centro Cultural Universitario, como parte del ciclo “Cinco temas de bioética en el cine”.