En un vertiginoso ejercicio posdramático, con toques de Kafka y escenarios apocalípticos del mundo contemporáneo, Sophie, Kaveh y Raúl, tres personajes (o quizás actores) aparecen sentados al borde del escenario, donde intercambian entre sí palabras en un juego aleatorio de significados, al parecer caóticos.
Proyecto Sutil es una colección de anti-historias radicales, escrita por Edgar Chías y dirigida por Diego del Río, que emplea una caja gigante de resonancias dramáticas, un cubo con paredes transparentes que por momentos hace las veces de un avión rumbo a Europa y en otras ocasiones se transforma en la casa de la infancia (habitada por fantasmas) o en un foro de show televisivo de los horrores narco-nacionales.
Reconstrucciones desde el escenario
“Cabeceo, luz en la ventanilla, estamos aterrizando”, se repite en uno de los primeros relatos reconstruidos Kaveh (Kaveh Parmas), actor de origen iraní, al reconstruir desde el recuerdo un vuelo hacia Bruselas en el que fue acosado por una azafata xenófoba que después de tildarlo de terrorista y yihadista, intentó seducirlo.
“A los 17 tenía muchos problemas, creciendo en una tierra desconocida, Alemania. Lejos de Persia que estaba en guerra con la nación de las aguas negras y la hamburguesa. Ironías o iranías de la vida. El odio es una bomba dormida que espera su momento. No somos iguales en la tragedia”, expresa el personaje ante la audiencia en un entrañable discurso que recuerda al poeta palestino Mahmud Darwish. ¿Pero es la ficción la que habla a través del actor o es su pasado?
En otro momento accedemos a la mente de Sophie (Sophie Alexander Katz), quien con los ojos vendados regresa a su casa de la infancia y reconstruye una habitación en blanco, donde no se encuentra sola, sino acompañada de los muertos del pasado. El personaje pareciera decirnos que dentro de cada humano, en sus sueños, habitan todos los muertos que lo han antecedido en una cadena interminable de humanos.
“El Padre Abel bendecía cualquier cosa, hasta los culos de las novias de los narcos y la panza creciente de la señora del jefe”, narra Raúl (Raúl Villegas) en un programa de televisión que sucede dentro de su mente, a la par que en la realidad nacional.
El show al que el tercer actor nos invita es una reconstrucción sobre las tragedias de la narcocultura mexicana, un relato de terror sobre las nupcias del crimen organizado y los representantes del gobierno; además de los sacerdotes que a cambio de privilegios y excesos, otorgan el perdón divino a los jefes del crimen y a sus sicarios.
Proyecto Sutil se adentra en reflexiones de tipo existencial en torno a los males y horrores que experimenta el mundo de nuestros días, a partir de una estructura desmontable y flexible. Desde la violencia del día a día hasta la gran soledad y sufrimiento que ha perseguido al ser humano a lo largo de la historia.
“El hombre aún no ha descubierto el remedio para tal plaga. Las únicas medicinas eficaces son el olvido que dispensa el vino y la somnolencia artificial que procuran las drogas y los estupefacientes. Pero desgraciadamente sus efectos son pasajeros. El sufrimiento no sólo no se calma de forma definitiva sino que no tarda en volver a exacerbarse. Ay ay ay… Hay coincidencias siniestras capaces de cimbrar de fondo nuestras vidas”, grita el personaje/actor de Raúl mientras narra sus desventuras como chef al lado del padre Abel en banquetes excéntricos donde políticos y narcos cocinan a sus enemigos para darlos de comer a sus familias.
Los reflectores apuntan directo hacia el rostro de Raúl, exiliado del norte mexicano, mientras los conductores televisivos imaginarios se asquean de las cabezas decapitadas y los cuerpos humanos guisados como platillos de alta cocina que el entrevistado recrea desde la palabra. ¿Pero es simplemente la ficción hablando a través del actor o es la realidad que nos grita desde el teatro?
Jorge Luis Tercero
La obra Proyecto Sutil se presenta del 10 de agosto hasta el 14 de septiembre en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón. Consulta los horarios en www.cultura.unam.mx.