Desde la década de los 60, el cineasta Jean Luc Godard reflexionaba sobre lo conflictivo que resulta separar el cine documental del de ficción. Cincuenta años más tarde, Richard Peña, director del programa de cine de la Sociedad Cinematográfica del Lincoln Center de Nueva York, asegura que la película de ficción es tan relevante como un documental, ya que el cine ha logrado rebasar su condición de entretenimiento y podemos considerar las películas como productos históricos.
En el marco de la sesión extraordinaria En los márgenes del cine norteamericano, organizada por la Cátedra Ingmar Bergman y Filmoteca UNAM, Richard Peña participó en una mesa de reflexión junto al cineasta Francisco Ohem y la investigadora Graciela Martínez-Zalce, quienes reflexionaron sobre la película como una herramienta de investigación que nos permite introducirnos en el estudio de la cultura.
Durante la charla, Graciela Martínez-Zalce planteó que el estudio de productos estéticos no es posible si dejamos fuera el contexto en el que se desarrollan, desde cómo son concebidos y en qué contexto se generan.
“Cuando situamos al cine en un contexto histórico y cultural amplio, las obras no sólo nos hablan de lo que dicen en sí mismas sino del contexto en que se produjeron; por qué se tratan determinados temas, cómo se abordan y se construyen los personajes que habitan espacios cinematográficos. Nos hace pensar en la sociedad que produce esos productos culturales”, aseguró la investigadora.
El caso del cine estadounidense es singular ya que la coexistencia de muchas culturas (latinos, chicanos, orientales, africanos y europeos) ha aportado visiones transgresoras a la cinematografía, mismas que no han perdido vigencia ni calidad artística; cine al que ahora podemos acceder a través de los acervos fílmicos.
Películas como Trouble in Paradise (EU, 1932) de Ernst Lubitsch, Gold Diggers (EU, 1933) de Mervyn Lee Roy o Baby face (EU, 1933) de Alfred E. Green, proporcionan un panorama sobre cómo eran acogidas por la élite cinematográfica las historias que reflejaban a personajes marginados y que cuestionaban las etiquetas, comportamientos y códigos de una época. La censura se reducía en una difusión paupérrima que mermaba en los ingresos de las producciones y en su alcance.
Mecanismos de censura
Francisco Ohem aseguró que en la actualidad existe una censura económica en la que el guión cinematográfico es cuidado de tal forma que no ofenda, “se corta el discurso y es sustituido por efectos especiales, explosiones y peleas”.
Para Richard Peña, hay una regresión a los inicios del cine cuando lo que se intentaba era generar una experiencia sensorial que mostrara historias en realidad virtual que se convirtieran en la experiencia total, películas como Birdman o El renacido son ejemplo de ello.
“Puede ser que en la era posmoderna la gente no confíe más en las historias porque están siendo sustituidas por lo sensorial. Si quieren ver historias, vean televisión”, dijo Peña al explicar cómo se modifican los formatos y formas en que se presentan las obras.
La producción también se ha modificado en Hollywood, de hacer una veintena de películas al año, se ha reducido a crear cuatro o cinco con una estrategia de medios y distribución efectiva desde que se probó la fórmula con películas como Star wars.
Los expertos coincidieron en que fuera del círculo de la producción hollywoodense es interesante la producción que se realiza en Brooklyn con el fenómeno de los microcines, donde se exhiben producciones que son filmadas por gente local y que reflejan una realidad y una forma de vivir en el momento.
Mina Santiago