Esta historia sucedió y sucede así. Hombres y mujeres dominados por sus pasiones e instintos se dirigen sin freno hacia el abismo de la destrucción. La versión libre del mito de Medea que dirige Germán Castillo nos acerca a la parte humana de esta historia y nos hace repensar el desarrollo de la civilización.
La puesta en escena evidencia las obsesiones de los amados y los amantes. ¿Cuántas mujeres estarán encerradas en las cárceles mexicanas por haber cometido un crimen pasional? Hay traiciones y humillaciones que una persona no puede soportar y ahí es donde asoma la venganza. “Ten cuidado con una mujer con el corazón roto”, dice la canción y no se equivoca.
Medea traiciona a su padre, mata a su hermano y ayuda a su amado Jasón a sortear los obstáculos que se le presentan, pero éste la traiciona desposando a la hija del rey Creón. Ella puede tolerar todo menos la humillación y el engaño. “Una mujer suele estar llena de temor y es cobarde para contemplar la lucha y el hierro, pero cuando ve lesionados los derechos de su lecho, no hay otra mente más asesina”. Entonces Medea arruina los planes de boda de Jasón y asesina a sus propios hijos.
Germán Castillo asegura que una de las razones por las que esta versión libre del mito no hace énfasis en los poderes sobrenaturales de la protagonista, quien se prende sexualmente de un hombre por el cual traiciona a su familia y a su patria, es porque se trata de una historia que se ha repetido en todos los siglos.
Mansell Boyd y Germán Castillo buscan reflejar la relación de un hombre y una mujer a través de su adaptación. “Creo que lamentablemente la actualidad del mito radica en la reiterada conducta humana que repite estos comportamientos arquetípicos. En México, lo hemos visto muchas veces”, asegura el director.
Castillo asegura que la Medea de Eurípides no es distinta de la mujer actual, pero tampoco Jasón de los hombres contemporáneos, “puede ser un macho mexicano, búlgaro, español, iraní. Poco falta a Jasón para que diga a Medea: “pórtate bien con mi nueva mujer o no te doy de comer”, ironiza el dramaturgo.
La adaptación a cargo de Germán Castillo y Mansell Boyd nos presenta a una mujer que como cualquier otra se enamora y deja todo por el ser amado, aunque debido a su carácter violento no soportará el ultraje y la humillación, lo cual desatará su cólera y la venganza.
Se trata de una puesta en escena que apela al minimalismo a través de una escenografía sencilla y tres actores: Dobrina Cristeva (Medea), Lorena Glinz (Creonte, Egeo, andrógino) y José Alberto Gallardo (Jasón). Para esta versión, se revisaron distintas adaptaciones del mito, pero desde el principio se tuvo claro que serían tres actores y se optaría por eliminar el coro, pues de acuerdo con el director, este recurso incluido en el texto de Eurípides es algo que la audiencia contemporánea no necesita.
La escenografía montada en círculo hace referencia a una atmósfera ritual, explica Castillo. “A partir del siglo XX no hay honor ni sacralidad alguna, hemos sido unas bestias, civilizadas, pero bestias. El teatro griego era un rito cívico, religioso y los occidentales desde Artaud tenemos el anhelo de recuperar la densidad de lo ritual para poder reencontrar lo sagrado del hombre que hemos perdido debido a las religiones”.
El ambiente en el que se desarrolla la obra no puede ser otro que funesto. El escenario montado en forma de círculo nos remite a lo ritual, a la repetición y también hace referencia a la figura que trazan en el suelo los hechiceros para invocar a los demonios y hacer sus conjuros. La iluminación oscura y en rojos expresa que se avecina una tragedia, mientras Medea (Dobrina Cristeva) lanza insultos contra Jasón y se retuerce en el suelo llena de tierra y sangre, ansiosa por destruir el vínculo entrañable que la une a Jasón: sus pequeños hijos.
Mina Santiago
Medea se presenta en el Teatro Santa Catarina del 23 de abril al 26 de junio. Consulta la programación en www.cultura.unam.mx.